LA VI CONFERENZA GENERALE

DISCURSO DE APERTURA DE LA VIª CONFERENCIA GENERAL

Virginio D. Bressanelli, scj
Superior general

 

La VI Conferenza generale della Congregazione, che è stata celebrata a Recife (Brasile) dal 16 al 26 maggio 2000. Preparata attraverso la riflessione di tutte le comunità sul documento preparatorio, essa aveva per tema “Economia e Regno di Dio”.

Questo tema è stato esposto, a grandi linee e nella prospettiva del carisma dehoniano, dallo stesso p. Virginio Bressanelli, nel discorso di apertura della Conferenza. Ma poi è stato ripreso, sia come “problema”, sia come riflessione e ricerca di “proposte alternative”, inizialmente con brevi interventi delle singole “delegazioni” e con l’esposizione di alcune esperienze più significative. Sia, infine, con la riflessione e la discussione a partire dalle realtà esistenti, e così giungere all’elaborazione del “messaggio finale”, che è stato redatto sotto forma di lettera, indirizzata all’intera “Famiglia Dehoniana”, in occasione della Festa del S. Cuore di Gesù, anno 2000.

Ora, piuttosto che soffermarci a descrivere nei particolari come la Conferenza si è svolta, si è ritenuto più opportuno riportare solo alcuni “testi”, tra i molti presentati alla riflessione dell’assemblea, e precisamente: brani del discorso introduttivo di p. Bressanelli; il testo quali completo del Messaggio conclusivo inviato all’intera Famiglia Dehoniana; l’intervento di p. Bob Bossie relativo alla zona USA e Canada; e una significativa testimonianza del p. Renato Maia de Ataide sulla figura veramente profetica di mons. Helder Câmara, che proprio a Recife ha saputo aprire nuove vie “per coloro che hanno sete di libertà”.

P.S. - Nell’Omelia della Messa, poi, il p. Virginio Bressanelli ha aggiunto questa riflessione:

“Come figli di p. Dehon noi ci diciamo: profeti dell’amore, ... costruttori del Regno, ... riparatori dei peccati personali e dei cosiddetti peccati socliali e strutturali, secondo interessi opposti a quelli del Regno di Dio.

... Le opere del Regno sono opere di giustizia, di pace, di riconciliazione, di misericordia, di solidarietà, di fraternità, di verità, di carità.

Le opere del Regno suppongono un discepolato profondo, concreto, impegnativo, nella sequela di Cristo.

... La nostra sicurezza consiste nel sapere che nessuno ci strapperà dalle mani di Cristo e del Padre. Ce lo dice Gesù, e san Paolo che lo ha sperimentato nella propria carne. Ce lo dice il nostro Fondatore. Ce lo ripetono qui, in America Latina, i martiri... come Romero, Angelleli, i gesuiti dell’UCA, e migliaia di uomini e donne che sono morti per avere denunciato l’anti-regno e avere optato per la giustizia, per il Vangelo, per la follia della croce.

E qui a Recife ce lo ripete un profeta di tutti i tempi, che ha speso qui la sua vita, che ha parlato con chiarezza e mitezza, e che oggi continua a predicare dal silenzio della sua tomba, visitata dai poveri: Dom Helder Câmara, il cui sogno era: ‘Il 2000 senza miseria’.

... Il p. Fondatore ci invita a ‘uscire dalle sacrestie’, ad ‘andare al popolo’, a immergersi nelle problematiche sociali, ad assumere ‘il ministero dei piccoli e degli umili, degli operai e dei poveri’ (cf. Cst 31). Sono tutti richiami che noi utilizziamo per definirci ‘dehoniani’.

Possiamo quindi chiederci: Oggi noi, Sacerdoti del S. Cuore, siamo conosciuti come preti che vivono per la gente, o abbiamo deluso le speranze dei poveri?”.

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Queridos cohermanos:

¡Bienvenidos a Recife, bienvenidos a nuestra VIª Conferencia General!

Nos encontramos al comienzo de este importante encuentro internacional de la Congregación, que ve reunidos a los Superiores Mayores y cohermanos representantes de los ecónomos y del sector Justicia y Paz. Nos vamos a ocupar en estos días de un tema complejo y polémico: “Economía y Reino de Dios”. En realidad éste nuestro trabajo no da comienzo ahora. Hoy se inaugura la etapa intensiva de reflexión iniciada ya desde el momento en que esta Conferencia fue convocada.

Tema, motivación y finalidad de la VIª Conferencia General

1. El origen de esta VIª Conferencia General es la 5ª moción del Capítulo General, aprobada el 04.06.1997, que precisó el tema, su motivación y su finalidad. La moción dice así:

“Reunidos en Capítulo General, los Sacerdotes del Corazón de Jesús, llamados a ser “profetas del amor y de la reconciliación”, se sienten interpelados por los problemas del neoliberalismo económico.

Este tipo de economía, en cuanto supranacional, escapa a la autoridad estatal, nacional o local, y a todo ordenamiento jurídico, substrayéndose también a toda valoración ética. Esto está desbaratando la vida de la mayor parte de la humanidad con guerras y desastres ambientales, y constituye uno de los más grandes “pecados estructurales” del mundo actual (Pacem in terris, Gaudium et Spes, Populorum Progressio, Sollicitudo Rei Socialis, Centesimus Annum, passim).

Y para que toda la Congregación se sensibilice con este problema, se pide que la próxima Conferencia General tenga como tema: Economía y Reino de Dios, para individuar opciones coherentes con la dimensión social del carisma dehoniano”(cf. Doc. XVII, pág. 392).

La moción fue retomada en el proyecto “Nosotros, Congregación, al servicio de la Misión” (n. 17-18) y del documento operativo “Un camino para construir, una pista a seguir” (n. 8) que señala lo siguiente: “El objetivo que se propone es el de llevar a las Provincias y a la Congregación a una política administrativa y económica que reaccione frente a la ética neoliberal y a hacer opciones precisas de pobreza y servicio a los pobres. Para lograr tales objetivos, la preparación de la Conferencia en las Provincias/Regiones es más importante que su misma celebración. Se deberá hacer preceder la Conferencia del estudio de la realidad socio-cultural en la que las Provincias/Regiones trabajan, según las modalidades más convenientes. Se deberá crear una mentalidad, una toma de conciencia del tema para llegar a lograr determinaciones prácticas y exigentes, aún en la misma gestión económica de nuestros bienes” (“Una Strada...”, 8).

Aparece con claridad que el tema de la Conferencia, “Economía y reino de Dios”, está motivado por la actual situación mundial negativa para la mayor parte de la humanidad, originada por el neoliberalismo económico.

La globalización de la economía de mercado se convierte, para nosotros dehonianos, en una llamada a reaccionar, partiendo de nuestra espiritualidad y de nuestra tradición de compromiso en lo social.

La finalidad de la Conferencia se propone explícitamente:

- sensibilizarse, crear una mentalidad, una toma de conciencia sobre el problema;

- objetivar opciones apostólicas coherentes con la dimensión social del carisma dehoniano, esto es:

· Conducir a las Provincias y Congregación a una política administrativa y económica que reaccione frente a la ética neoliberal;

· Hacer opciones de pobreza y servicio a los pobres;

· Poner de relieve la importancia de esta mentalidad. La Conferencia debería buscar y hacer resaltar las líneas generales a desarrollar en los ambientes concretos en los que trabajan los SCJ. Para crear una mentalidad son precisas ideas claras y personas convencidas y dispuestas a la acción.

Naturaleza y preparación de la Conferencia

2. La Conferencia General es un órgano consultivo, prescrito por nuestras Constituciones y que ha de celebrarse, al menos una vez, durante el mandato del Superior General (cf. Cst. 136), “para favorecer el diálogo y la colaboración de todos a nivel general” como “expresión de la participación y de la solicitud de todos los miembros por el bien de toda la comunidad” (PC 14) (Cst. 110).

La preparación de esta Conferencia se puso en marcha a partir del último encuentro de los Superiores Mayores con el Directivo general, en noviembre 1998.

Después, ha estado el arduo trabajo del comité de preparación, que sufrió por la enfermedad imprevista del P. Néstor Eckert, redactor del primer subsidio de trabajo. Esto no impidió que el comité terminara sus tareas. Agradecemos el notable servicio que nos ha ofrecido. Muchos cohermanos, después, han estudiado el tema individualmente o por grupos. Se han celebrado asambleas, seminarios, encuentros varios, artículos sobre “Dehoniana”. Nuestra página Internet ha publicado 36 artículos sobre este argumento. Las propuestas llegadas al comité han sido muchas.

3. La Conferencia no es la primera ni será la última etapa de este trabajo. Deberá ser una etapa intensiva para retomar las tantas sugerencias ya propuestas por nuestros cohermanos. Las respuestas llegadas indican ya la dirección: que esta Conferencia no se limite a producir un documento más ni a proponer mociones imposibles de realizar, o que deban ser llevadas a término por otros. Lo que se espera de nosotros son medidas concretas, factibles, prácticas, que incidan sobre nuestro modo de vivir, sobre nuestras prácticas administrativas y pastorales (cf. Moz. 5). Algunos temen que nada cambiará, otros piensan que somos demasiado pocos y débiles para cambiar algo en este mundo tan complejo como es el de la economía. Hay quienes han manifestado una cierta angustia, sentimientos de impotencia de frente al capitalismo neoliberal. Otros en cambio nutren grandes esperanzas. En mis viajes he percibido un gran interés por el tema y los resultados de esta Conferencia; ella podrá ser un paso importante en la concretización de la dimensión social de nuestro carisma.

Es importante y decisivo que los Superiores Mayores y todos los participantes se sientan implicados y responsables en el asegurar la ejecución de las propuestas que serán señaladas. La puesta en práctica de las indicaciones de la Conferencia dependerá del compromiso de los Superiores a este respecto.

La Conferencia General: desafío y gracia

4. La Conferencia es un desafío que no hay que perder y al que debemos hacer frente. Creo firmemente que puede dar un empuje vital a la Congregación puesto que toca a nuestro carisma en un elemento esencial. Un desafío que reclama el coraje de ponernos en cuestión, de renunciar al bienestar adquirido, al uso demasiado personal del patrimonio, a compartir con los pobres los recursos que la Providencia nos pone a la mano. No podemos olvidar que, gran parte de nuestros bienes materiales, provienen de los bienhechores que creen en nosotros, que creen que estamos comprometidos con los más pobres, como frecuentemente se lo hacemos entender.

Y este desafío, desde luego, no es mayor que aquél que el P. Dehon tenía delante cuando, apenas llegado a S. Quintín, creyó en un mundo más justo, en una época en la que casi ninguno osaba comprometerse en cuestiones sociales y económicas.

5. No será fácil nuestro cometido, dado que estamos en áreas tan diversas en el plano social y económico. Trabajamos en dos mundos: estamos en medio del conflicto entre el mundo rico y el mundo pobre. Este foso entre ricos y pobres está presente en todas las latitudes,sea en el Sur como en el Norte del mundo, aunque es más visible, extenso y vergonzoso en el Sur. Nuestras visiones y preocupaciones son diversas: quien vive en las áreas más desarrolladas y quien vive en las áreas más pobres; todos tenemos que oír mucho, y más escuchar que hablar, acaso.En esto debemos hacer un examen de conciencia, evitando todo subterfugio para no cambiar nada. Estamos invitados, se podría decir, por los pobres a revisar con sinceridad nuestras actitudes con respecto a ellos.

6. La elección de la ciudad de Recife, hecha por los Superiores Mayores en el encuentro de noviembre de l998 como sede de esta Conferencia, es muy sugestiva y simbólica por si misma. Ha sido aquí, muy cerca de esta casa, donde en 1893, algunos cohermanos fueron llamados a trabajar entre los obreros de una fábrica en Camaragibe, precisamente a causa de la sensibilidad social de la Congregación. Más de cien años después, hemos venido hoy para reforzar y poner al día aquello que, entonces, era ya una identidad nuestra. La ciudad que nos acoge es un polo de una región árida, víctima de la explotación, teatro de esclavitud en el pasado y en el presente. En el pasado por el trabajo en las plantaciones de caña de azúcar, en el presente por la desocupación, campesinos sin tierra, forzados a emigrar. La cercanía a esta gente que sufre nos estimule en nuestras decisiones.

7. No se parte de la nada. En la Congregación tenemos muchas iniciativas en el campo de la promoción humana y defensa de la justicia. Basta leer el dossier sobre el compromiso social en la Congregación, publicado por el Secretariado General de Justicia y Paz, el año pasado. Frecuentemente estas opciones han nacido por iniciativa de un religioso; sólo sucesivamente las Provincias las han reconocido e incorporado a su proyecto. Son opciones realizadas en fidelidad al espíritu del P. Dehon, con el deseo de responder a las necesidades y situaciones locales que no nos permiten quedar indiferentes.

Bajo la guía de las Constituciones y tradición dehoniana

8. Para responder a estas situaciones nos empujan nuestras Constituciones (cf. Cst. 28b), cuando nos invitan a compartir nuestra vida, nuestras penas y alegrías con los pobres, signo e imagen de Cristo en cuyo nombre anunciamos la Buena Nueva. El reclamo de la solidaridad nos conducirá hacia aquellos ambientes en los cuales, nuestro estar en medio, representa una esperanza y un signo de la presencia de Cristo. Acercándonos a los pobres y humildes encontraremos los valores sencillos de la condivisión, de la renuncia, de la solidaridad con los más necesitados, de la alegría de poder servir..., valores oscurecidos por nuestra sociedad individualista y competitiva del mundo neoliberal. Iremos a los pobres para aprender de ellos, porque en ellos se manifiesta el rostro de Cristo, prácticamente escondido en otros ambientes (cf. Cst. 29).

Podemos ir al encuentro de las aspiraciones del hombre, como la verdad, la justicia, el amor, la libertad (cf. Cst. 36), llevando los valores del Reino de Dios: su verdad donde hay confusión; esperanza donde prevalece la desesperación; el perdón donde hay odio e intolerancia que dividen grupos y naciones enteras. La situación deshumana del mundo actual debe ser purificada y transfigurada por la Cruz y la Resurrección de Cristo (cf. Cst. 29b). A nosotros nos corresponde “testimoniar eficazmente que el Reino de Dios y su justicia deben ser buscados ante todo y con todos los medios” (cf. Cst. 38b).

9. Pero, ¿según qué aspectos el Reino de Dios está ya actuando en este mundo?

Muchos están interesados en la suerte de los pobres y por las amenazas que pesan sobre el destino del hombre y de la naturaleza; muchos buscan el construir una ciudad terrestre nueva; y muchas son las organizaciones humanitarias que buscan modelos alternativos a la globalización de la economía, de la sociedad y de las culturas.

La Iglesia misma, recientemente, ha advertido esto. “Con su Doctrina Social, la Iglesia ofrece un válido contributo a la problemática que presenta la actual economía globalizada. Su visión moral en tal materia se apoya sobre tres piedras angulares de la dignidad humana, de la solidariedad y de la subsidiariedad... En realidad, la doctrina social de la Iglesia es la visión moral que tiende a estimular a los gobiernos, instituciones y organizaciones privadas para que configuren un futuro congruente con la persona humana” (Ecclesia in America, 55).

El Reino de Dios es operante en cuantos están comprometidos,por ejemplo, en los siguientes ámbitos:

- Instaurar la “globalización de la solidariedad” y de los movimientos de resistencia y lucha contra la “globalización de la economía”

- Subordinar la economía al servicio de los pueblos. La economía no puede tener como principio la búsqueda del beneficio a toda costa, sino que debe estar al servicio del hombre y del bien común de los pueblos.

- Reforzar la sociedad civil a partir de los pobres y de los movimientos sociales para condicionar los poderes de la sociedad política, partidaria y económica.

- Orientar el progreso tecnológico y los medios de comunicación para ponerlos al servicio del hombre y al respeto de la naturaleza.

Más allá de estos grandes objetivos y proyectos a largo plazo de “globalización alternativa”, el Reino de Dios se manifiesta en su dinamismo en cuantos están comprometidos hoy en iniciativas más inmediatas y concretas,como por ejemplo:

- Anulación de la deuda externa de los Países pobres.

- Obtener leyes ecológicas nacionales e internacionales, con carácter normativo y vinculante.

- Elaboración del Derecho Internacional y correspondientes Tribunales para el respeto de los derechos humanos.

- Promoción de la Justicia, de la Paz, de la No Violencia.

- Asistencia y apoyo a los marginados, a los prófugos, excluidos y encarcelados.

Debemos preguntarnos: ¿en qué modo podemos colaborar en esta tarea del Reino de Dios? ¿en qué objetivos comprometernos? ¿qué iniciativas apoyar? Corresponde a esta Conferencia General profundizar e individuar las líneas de compromiso para la Congregación y nuestros organismos de Justicia y Paz.

En fin, la globalización del mundo,en sus aspectos positivos de redes de comunicación,de solidaridad en la caridad, de apoyo en la esperanza, como en sus aspectos negativos de idolatría del mercado, de crisis de valores éticos, de anulamiento de la cultura e identidad locales, interpela a nuestra misma Congregación, como institución y como miembros.

¿En qué modo podemos responder,como institución SCJ, a esta globalización?

A nivel estructural, debemos partir desde la base periférica, es decir, desde las Provincias, para que ellas promuevan la “globalización de la solidaridad” entre las mismas Provincias, Regiones y Distritos.

Al interno de cada Provincia, Región y Distrito, trabajar para que nuestra economía esté puesta al servicio de la misión y no precisamente a acumular bienes y capitales. Trabajar por la caja común entre las comunidades. La administración de bienes se realice en el respeto a las leyes eclesiales y civiles, respetuosos de la equidad y del sentido ético, testimoniando nuestra pobreza religiosa. Dar a nuestros bienes una clara finalidad eclesial, como es la misión; garantizar su dimensión comunitaria, por las exigencias de la vida religiosa dehoniana; promover su aspecto social, en real solidaridad con los pobres. Es una tarea que atañe principalmente a los Superiores y Ecónomos, pero que en la vida de cada día implica a todos los religiosos.

A nivel de concientización y operatividad, todos los religiosos deben sensibilizarse en la dimensión social de nuestro carisma. Apoyar a aquellos cohermanos que están al servicio de los pobres y por los pobres; especialmente a aquellos que viven la opción de ser pobres y estar junto a ellos.

10. Esta será, pues, una Conferencia profundamente dehoniana, en cuanto nos inspiramos en una de las grandes motivaciones de la actividad de nuestro Fundador: la justicia social, la promoción de la clase obrera, la atención a los pobres; motivaciones que reflejaban su espiritualidad. El P. Dehon ha comprometido muchas de sus energías en lo social. Basta recordar sus obras en S. Quintín, su entusiasmo por Val de Bois, las Conferencias romanas, los escritos sociales entre los que se destacan el Catecismo Social, el Manual Social y la Renovación Social Cristiana, sus desvelos por la divulgación de la Rerum Novarum, su participación en movimientos sociales y políticos y en la fundación misma de algunos de ellos.

Podía parecer un soñador cuando pensaba en una sociedad más justa, fundamentada en la caridad cristiana; era un hombre que iba por delante de su tiempo. Entonces, como ahora, mucha gente creía que no se podía interferir en la marcha natural de un sistema tan poderoso. Su reflexión y su acción han contribuido, seguramente, a que la idea del “Reino de Dios” fuera más allá de la dimensión espiritual para extenderse también a la realidad social. De hecho, él calificaba el “Reino de Dios” como “Reino del Corazón de Jesús en las almas y en las sociedades”.

El compromiso social del P. Dehon es la parte visible de su profunda espiritualidad oblativa, reparadora, eucarística, plenamente asociada a la acción salvífica de Cristo. Su vida de fe y de intimidad con el Corazón de Jesús le ha llevado a “vivir para Él”, sintiendo la pasión del Reino y abrazando la causa de Cristo, que es salvación y liberación integral de los hermanos. Vivió la preocupación social junto a muchos contemporáneos suyos, eligiendo su propio camino, bien alineándose con unos o bien en oposición a otros. Siempre fiel a las directivas de la Iglesia, en particular del Papa León XIII, en quien encuentra el camino para encarnar la Buena Nueva en la realidad contemporánea de su época.

El P. Dehon ha cultivado la utopía de los grandes hombres, que han creído en la potencialidad del género humano y en la intervención de Dios a favor de los más débiles. La misma utopía se hace ahora necesaria en nuestra tarea. Queremos ser profetas del amor, servidores de la reconciliación y constructores de una civilización del amor en Cristo. El tema de esta Conferencia nos lleva por este camino.

El compromiso social del P. Dehon no fue ocasionado sólamente por las circunstancias encontradas en S. Quintín; desde su misma formación en el seminario estudió con interés la realidad social de su época, en sus categorías sociológicas y científicas, discerniéndolas a la luz del Evangelio y de la Enseñanza Social de la Iglesia. También para nosotros hoy, coherentemente al compromiso social, debemos analizar más profundamente las varias dimensiones de la problemática y temática modernas.

Conferencia como acto jubilar

11. Las respuestas de las Provincias dicen que, las opciones que se han de hacer sean tales que cambien nuestro estilo de vida. ¿Estamos preparados para confrontarnos con esta exigencia? Este es el punto crucial de nuestras discusiones. Nosotros, religiosos, frecuentemente proponemos la condivisión de bienes de otros: gobiernos, grandes compañías, ricos. ¿Quién de nosotros está dispuesto a condividir lo que es nuestro? Si logramos afrontar este punto con sinceridad y sin excusas, entonces nuestro carisma encontrará nuevos caminos de desarrollo. ¿No somos también nosotros, en cuanto individuos e institución, cómplices de un sistema que olvida a los más débiles, que hace aumentar las distorsiones, que distribuye de modo vergonzoso los recursos del mundo creado por Dios? ¿Hasta qué punto nuestro patrimonio, nuestras reservas económicas, nuestras inversiones, se justifican dentro de un sistema que busca exclusivamente el provecho y la acumulación de capital? ¿Qué se puede esperar de nosotros SCJ de frente a las interpelaciónes de un mundo empobrecido por el neoliberalismo y la llamada economía de mercado, para responderle a la luz del Evangelio, de nuestra opción de vida, de nuestro carisma?

12. Celebramos esta Conferencia en el Año del Gran Jubileo. Todos nosotros estamos viviendo la mística que surge de este acontecimiento. Una mística de perdón y de reconciliación, de revisión de las relaciones entre las personas y los pueblos. Una mística que, entre otros tantos aspectos, ha llevado a la escena la situación de los países pobres y sus relaciones con los países ricos, sobre todo el problema de la deuda externa de los países pobres, con la consiguiente situación de empobrecimiento y de dependencia que crea.

La Conferencia será para nosotros una ocasión de vivir nuestro momento dehoniano del Jubileo. Tenemos una oportunidad de participar en este gran acontecimiento eclesial, como Congregación y de descubrir, acaso, formas particulares de participar en él.

Lo hemos reflexionado en la Misa. Hagamos todo lo posible para que nuestra venida a Recife se transforme en un verdadero peregrinaje hacia los pobres; que nuestras opciones sean fruto de una conversión institucional profunda; y que nuestra indulgencia sea la palabra de Jesús. “Venid, benditos de mi Padre, porque me habéis dado de comer...., de beber...., me habéis hospedado..., visitado..., vestido..., cada vez que habéis hecho estas cosas a uno de estos mis hermanos más pequeños...” (cf. Mt. 25,31ss.).

13. Agradezco a la Provincia BS, que nos acoge tan fraternalmente, y que desde hace varios meses se está preocupando para que esta Conferencia alcance sus objetivos. Sé que ha sido un compromiso asumido por parte de todos los miembros de la Provincia; así han dado un ejemplo de solidaridad sin sobrecargar a ninguno.

Agradezco también al Comité de Preparación (P. Carlos Alberto da Costa Silva, P. Peter Sanders, P. Angelo Cavagna, P. Nestor Eckert y P. Osnildo Klann) que nos acompañará en los trabajos de estos días.

Muchas gracias a todos los presentes y particularmente a aquellos más comprometidos en los servicios técnicos requeridos para un buen desarrollo de todo.

Concluyendo: ¡os deseo a todos un buen trabajo!