SEGUNDA PONENCIA:

"HISTORIA DE LA EDUCACIÓN SCJ (HASTA LOS AÑOS 30)"

por el P. EGIDIO DRIEDONKX

NUESTROS COLEGIOS EN TIEMPOS DEL P. DEHON

(1877 - 1925)

P. Egidio Driedonkx, scj



0. PRESENTACION

En esta conferencia queremos exponer la historia de nuestros colegios en los tiempos del P. Dehon, es decir en los centros atendidos por la Congregación.

Excluimos las simples escuelas primarias, pensionados o residencias estudiantiles en las que los alumnos reciben su enseñanza fuera, aunque lleven el nombre de colegio, como ocurre con el "Colegio de S. Carlos", en Guastalla (Italia), en los años 1914-1916.

Dejamos a un lado , por razones obvias, nuestras escuelas apostólicas y seminarios, y también los establecimientos sociales de educación, como el de Heer, Holanda (1911) y el Orfelinato de Domois (1921).

Nuestro argumento, pues, es preciso y muy claro. Ojalá que este trabajo pueda ayudarnos y servirnos de referencia para la formación cristiana de nuestra juventud actual.

1. LA HISTORIA DE NUESTROS COLEGIOS DURANTE LA VIDA DEL P. DEHON

Introducción

Pienso que la importancia de la educación León Dehon la experimentó, por primera vez, entre 1855 y 1859, cuando realizaba sus estudios secundarios en el colegio de Hazebrouck. La vida austera de sus maestros sacerdotes, especialmente de los sacerdotes Boute y Dehaene, totalmente entregados a la labor educativa, quedará para él siempre como un modelo y una llamada que, a su vez, imitará más tarde. La vida de educador se une en su vida con el deseo de ser sacerdote.

Este interés por la educación aumenta aún más durante sus años de estudios de Derecho en París, 1859- 1864, adquiriendo un acento especial. El deseo de ser sacerdote ya ha cristalizado en su vida, pero quiere dedicar su sacerdocio a la educación del clero. En este tiempo va madurando un proyecto de gran alcance, pues en sus múltiples contactos va constatando un gran fallo: la Iglesia está ausente de lo que él denomina "la dirección intelectual del país". El clero francés no se ocupa del debate del pensamiento de su tiempo porque no está preparado en estudios superiores. No está a la altura.

Alrededor de 1860 el joven Dehon no tiene aún una visión clara de lo que pretende pero, anhela participar en la renovación del clero, para ayudar a la Iglesia en el volver a encontrar su puesto en el debate cultural del momento.

El 25 de Octubre de 1865 León Dehon llega al Seminario Francés de Roma. Viviendo en él se da cuenta de que los seminarios franceses no tienen las mismas exigencias intelectuales, lo que explica de algún modo la poca eficiencia pastoral del clero de su patria. Piensa que los seminarios tendrían que estar vinculados con las Universidades Católicas (NHV IV,150).

Durante el Concilio Vaticano I, en 1869, al que asiste en calidad de estenógrafo, tiene ocasión de conocer al P. D' Alzon, fundador de los Asuncionistas, que desea fundar una universidad católica en Nîmes. Dehon comparte sus preocupaciones acerca de la formación del clero, hablándole de sus proyectos, de tal modo que durante mucho se preguntó si su puesto no estaría también entre los Asuncionistas.

Lo que le confirmó más en su proyecto educativo fue el constatar, durante las sesiones conciliares, la debilidad intelectual y teológica del episcopado francés.

Al finalizar sus estudios en Roma se encontraba con cuatro doctorados, tres alcanzados en Roma y uno en París. Era el momento de la gran decisión. ¿Qué hacer? Su idea era ingresar en la congregación del P. D' Alzon, pero al fin no lo hizo. Se pone a disposición de su Obispo en Soissons. Y le llega lo más inesperado: el nombramiento de séptimo y último vicario de la parroquia principal de San Quintín. ¿Por qué San Quintín? No lo sabemos. Lo cierto es que en esta ciudad había mucha más vida pastoral que en Soissons, y además un grupo de seglares muy activos, miembros todos ellos de las Conferencias de S. Vicente de Paúl. San Quintín era además un centro industrial textil muy importante que necesitaba hombres capaces de ideas renovadoras.

Hemos visto como al principio León Dehon había querido dedicarse a la formación, a la enseñanza superior del clero francés. Ahora, cuando el Señor lo pone a trabajar en una parroquia, pronto se da cuenta de que su misión es enseñar al pueblo y a la clase dirigente. Esta situación frente a proyectos y aspiraciones le llevó a su primer "Fiat".

Informado por el Sr. Arcipreste, por sus colegas los demás vicarios, por los seglares, enseguida se dio cuenta de que en San Quintín hacían falta un patronato, un colegio católico y un periódico de inspiración cristiana por lo que rápidamente se puso manos a la obra. Comenzó con el patronato para niños y jóvenes obreros, para los mayores fundó en 1873 un Círculo Obrero y, en 1874 el deseado diario católico: "El Conservador de l'Aisne".

Como consecuencia del desarrollo de sus obras sociales, muy pronto llegó a tomar un papel de animador en la pastoral social de su diócesis, organizando los Congresos de Liesse (1875) y San Quintín (1876). Este mismo año fundará una Asociación de Patronos Católicos. Hasta este momento no había podido realizar su otro proyecto de establecer en la ciudad un colegio de la Iglesia, por varios motivos.

En primer lugar es importante poner de relieve que no parece que él tenga la intención muy clara de fundar un colegio en San Quintín, aunque ve la necesidad pero no que sea su camino. El P. Freyd, su director espiritual, desde Roma le había escrito el 16 de marzo de 1872, que esto no era para él, pero sin precisar el porqué.

El trabajo realizado era mucho así como los éxitos conseguidos, pero el P. Dehon no estaba contento. Escribe: "Estoy demasiado ocupado en San Quintín, tengo demasiado trabajo. En el seminario descubrí el atractivo y la costumbre de vivir una vida interior. Sufro por mi actual situación". Y en otro párrafo añade: "Sentía que no podía conservar durante mucho tiempo la vida interior que había adquirido en el seminario. Deseaba ser religioso a toda costa". (NHV. XI 177-178).

Para realizar su gran aspiración meditó y rezó mucho. Consultó a sabios y santos. Experimentaba una gran atracción por una congregación cuyo ideal fuera el amor y la reparación, pero no podía desprenderse de sus obras. No le quedaba más remedio que abrirse a Mons. Thibaudier, su obispo, quien tenía autoridad para indicarle cuál era la voluntad de Dios. Era el 8 de Junio de 1877, cuando el P. Dehon se dirige a su Obispo para exponerle su situación. El Obispo por su parte quería un colegio católico en San Quintín y el P. Dehon entrar en la vida religiosa. Desconocemos quién propuso poner de acuerdo las dos cosas, si el Obispo o el P. Dehon, pues hay dos versiones diferentes en la documentación que poseemos. Dice el P. Dehon en "Notas sobre la Historia de mi vida", que él mismo propuso al Obispo juntar a unos religiosos bajo la sombra de un colegio, mientras en sus "Souvenirs" es el Obispo el que hace la proposición (A. Bourgeois, "Studia Dehoniana" 9, 175; NHV XII, 164).

Personalmente, creo que fue el Obispo, pues el P. Dehon dice después que, el colegio no le atraía tanto, pero que lo aceptó porque deseaba la vida religiosa (NHV XIV, 182). Además no es propio de él proponer a la autoridad eclesiástica cosas, pues prefería escuchar la voz del Señor a través de sus Superiores.

El 25 de Junio, el P. Dehon tenía una nueva audiencia con su Obispo. Ya le era más claro que el Señor le llamaba a fundar una nueva congregación reparadora. Mons. Thibaudier da su aprobación verbalmente, el 13 de julio lo hará por escrito, tanto para el colegio como para la fundación de la Congregación.

El P. Dehon dará al nuevo colegio el nombre de "Instituto S. Juan", como homenaje al que había de ser su patrono en la nueva vida religiosa que iba a emprender.

2. EL COLEGIO S. JUAN DE SAN QUINTÍN (1877-1901)

Poco después, en el mismo mes de julio, el P. Dehon alquila la "Maison Lecomte", con promesa de venta, y que era un pequeño colegio. Comienza la obra con 500 francos en la cartera. También a fines de julio, el Sr. Lecomte envía una circular a padres y apoderados del colegio, anunciando que el colegio será agrandado considerablemente. Y que la enseñanza será impartida por una sociedad eclesiástica bajo la protección del Obispo.

La ceremonia de distribución de premios será presidida por el Sr. Arcipreste de San Quintín. El discurso de rigor será pronunciado por el Rdo. Dehon, que ha sido nombrado por el Obispo Superior del colegio.

El 4 de agosto se realiza la distribución de premios y el P. Dehon habla en su discurso sobre "La educación cristiana, sus fines e instrumentos; su método y sus frutos". En este discurso el P. Dehon expone su pensamiento sobre la educación cristiana que desea dar en el nuevo establecimiento. Dice que quiere "formar en el joven un noble y gran carácter, una moral pura y virtudes sólidas. Crear en el alma la fe que abre a la comprensión del mundo invisible, la esperanza que fortifica el corazón a causa del amor que hace sentir a Dios en las sombras de la vida. Quiere lograr espíritus verdaderamente instruidos, iluminados, caracteres enérgicos, corazones generosos, hombres de fe y de acción, capaces de grandes pensamientos y decisiones vigorosas, de total entrega y sacrificio por la religión y por la patria, trabajando por el bien común, especialmente de los humildes. Los dos grandes polos de la educación serán Dios y la patria".

(Cf. Oeuvres Sociales IV, L'éducation et l' enseignement, 274-294; Caminos Dehonianos 7: El Instituto de S. Juan de San Quintín, 49-54).

El 15 de agosto el P. Dehon se traslada desde la casa parroquial y se instala en el colegio. Esta fecha se considera normalmente como la fundación del establecimiento. Otros sin embargo toman como fecha de la fundación el 1° de Septiembre de 1877, cuando se abrió el registro de profesores y se inscribió como primer profesor el señor Marius Vinchon. (cf. L'Aigle de Saint Jean, Juillet-Décembre 1927, pag.9) Con la "La Maison Lecomte" se había adquirido también un terreno colindante y allí se construyeron la capilla, salas de clases y un muro de cierre. Todo esto le iba a costar unos 25.000 francos. Según el P. Delloue, el P. Dehon iba a gastarse en los años sucesivos unos 800.000 francos de su patrimonio personal en el San Juan. (A. Ducamp: Le P. Dehon et son œuvre, 185).

Los primeros profesores fueron nombrados por el Obispo. Entre ellos se encontraban los sacerdotes Mailfert, Rigault y Lefèvre, procedentes del colegio de Nuestra Sra. de Laon, recientemente cerrado. Aportaron excelentes métodos de enseñanza y eran muy buenos profesores. No sabemos exactamente con cuántos alumnos iniciaron las clases en el San Juan, pero deben haber sido menos de cien, pues la revista "El Aguila" que apareció en febrero de 1878, tuvo una tirada de cien ejemplares.

El P. Dehon comienza las actividades con un retiro para sus profesores el día 9 de septiembre. Los temas del retiro parecen desarrollados superficialmente. Se nota el cansancio del momento. Tratan de la necesidad de mirar la nueva obra con ojos de fe; de la misión divina de la enseñanza; de la caridad mutua, el "Sint Unum", y no solamente entre los profesores sino también con el personal no docente; se habla de la Eucaristía, del Sagrado Corazón, del valor de la cruz en la vida diaria, de la Virgen María. Temas todos muy propios del P. Dehon (NHV XIII, 2-11).

Tiempo y espacio no me permiten en esta conferencia desarrollar la historia del colegio en los años sucesivos, pero podemos acaso utilizar el mismo esquema de resumen que escribiera el P. Dehon en 1918, en el boletín "Trait d' Union" realizado para los exalumnos del S. Juan durante la guerra. El P. Dehon destaca, en los 40 años de vida del colegio, precisamente: la vida intelectual, familiar y religiosa. (CB 1249, 9-12).

Además existe un excelente resumen de esta historia hecha por el Abbé Delloue, el 20 de Julio de 1927 con ocasión del cincuentenario del San Juan (cf. L'Aigle, Juillet-Décembre 1927, pp.5-25).

La vida intelectual:

"La formación de la mente comprende la inteligencia y la voluntad. La formación intelectual no puede insistir sólo en la transmisión de datos, o sea en usar la memoria. Hace falta también enseñar a discernir y opinar. Esto se hace especialmente a través de la filosofía y de la historia. Si el estudio quiere dar buenos frutos, es necesario que la mente se someta a una firme disciplina". Así escribe el P. Dehon en unos artículos publicados en la revista "El Reino" de Lovaina, (Bélgica),comentando su viaje alrededor del mundo (Le Règne 1913, 374; P.H. Dorresteijn en "Vie et personnalité du P. Dehon", 306).

Su línea de conducta siempre fue ésta. La practicó con los jóvenes del Círculo Obrero que había fundado. Les dio un verdadero curso de economía social y les estimulaba a hacer ensayos de estudios sociales que tuvieron cómo objetivo un interesante estudio sobre los capataces en San Quintín. La misma directriz lleva con los alumnos del San Juan, pues es imposible que sean agentes de cambio en la sociedad si no saben discernir los signos de los tiempos y no tienen un espíritu crítico.

Es bueno el recordar que en el S. Juan había clases de filosofía y ciencias físicas, acentuándose también las clases de historia.

Importante en este aspecto también es el sistema de premios y estímulos al estudio.

Todas las semanas se publicaban en "El Águila" los nombres de los alumnos más destacados, anunciados previamente el sábado por el mismo P. Dehon. Quienes conservaban su puesto de honor durante cierto tiempo eran invitados a sentarse a la mesa de los profesores en el comedor. Y los mejores alumnos eran recibidos dos veces al año por el Arcipreste en su casa quien les hacía los honores. En "El Águila" se publicaban las mejores poesías o parte de las mejores composiciones de los alumnos.

Al finalizar el curso se celebraba el reparto de premios con gran solemnidad. Eran invitadas las autoridades locales y personas destacadas como el Sr. Obispo de Soissons, Mons. Hautcoeur y Mons. Didiot de la universidad de Lille, y L. Harmel.

La vida de familia:

Escribe el P. Dehon en "Trait d'Union": "La querida casa formaba una verdadera familia. Profesores y alumnos se apasionaban por los progresos obtenidos y sus éxitos. Habíamos comenzado con un modesto local, la pensión Lecompte. Pronto fue necesario ensanchar nuestras tiendas, como dice la Escritura. Se construyó la capilla, se compran las casas Dassonvillers, Moury y Michel, se levanta la gran ala de los dormitorios y siempre falta espacio... ¡Qué alegría daba cada engrandecimiento! Pero todas las obras de Dios tienen sus pruebas. Dios lo permite. El diablo, y las imprudencias humanas hacen volcar un coche que corría triunfalmente. Acordaos de la fatídica noche del 29 de diciembre de 1881. Estábamos de fiesta en la sala del Patronato de S. José. Se representaba una obra de teatro con ocasión de la fiesta de S. Juan. A las diez llega un mensajero: "¡ San Juan está ardiendo!". Era la gran ala de los dormitorios que se quemaba y su resplandor iluminaba toda la ciudad. ¡Qué noche!. Nuestros alumnos fueron héroes, llevando baldes de agua sin parar, con lágrimas en los ojos. Las bombas no llegaban tan alto. No quedaba otra cosa que hacer que observar el fuego. Se derrumbaron los pisos pero la estatua del Sagrado Corazón quedó en pie, cerca de la ventana del segundo piso, compasiva y alentadora.

¿Sería el fin de la obra? No, sale de la prueba con más vida y más querida, como el apóstol S. Juan, nuestro gran patrono, que también salió más joven y hermoso después del suplicio del aceite hirviendo.

Al reanudar el curso en Enero, entran treinta alumnos nuevos. Nos apretamos en los edificios que quedaban y nos arriesgamos a alojarnos en el dormitorio del primer piso que estaba sin techo, y la Providencia nos regala tres meses sin lluvia para rehacerlo.

Un gran signo del espíritu familiar fueron las fiestas. ¡Qué felices fiestas las de S. Nicolás! La alegría de los pequeños con una obra de teatro y la aparición emocionante del gran Obispo vestido de blanco sobre su cabalgadura tradicional.

Celebramos las fiestas de S. Juan, el Carnaval y S. León, siempre había una tarde de teatro. La elección de las obras apuntaba a hacer vibrar los sentimientos religiosos y patrióticos. La fiesta de S. León era la mayor y tenía su resonancia en toda la región".

La vida religiosa:

Anota el P. Dehon en el mismo artículo del "Trait d' Union":

"Lo mejor del colegio era su vida religiosa. Recordad, queridos exalumnos, la pequeña meditación por la mañana en la capilla, la Misa en la que alternaban los cantos y la lectura espiritual; la charla del Superior sobre la educación cristiana, por la tarde a las cinco; las confesiones semanales; las numerosas comuniones cada domingo; el retiro impresionante del mes de octubre; la Primera Comunión tan bien preparada por el sacerdote Labitte.

Las obras os iban formando en la piedad y en la caridad, como la Congregación de los Hijos de María, y la Conferencia de S. Vicente de Paúl, que allegaba sus fondos de una lotería muy bien organizada. El espíritu de piedad del colegio formaba santos y los ángeles vinieron a buscar a algunos para unirlos a sus filas. De varios de ellos se escribieron sus biografías, como de Savard, Lecomte, Black, Mennechet, Halluin.

Dios y la patria eran para vosotros los grandes amores y Francia os ha encontrado dispuestos cuando ha sido necesario defenderla".

No nos extraña el que de este ambiente tan cristiano salieran varias vocaciones sacerdotales y religiosas..

Podemos añadir aún a todo esto que el colegio vibraba también por lo que pasaba en la Iglesia universal. La primera parte de la revista "El Águila" tenía "una mirada hacia el mundo cristiano, especialmente para Roma, el único punto del globo desde donde nos puede venir la verdad, la esperanza y la salvación". El P. Dehon también solía invitar a misioneros franceses a contar sus experiencias y animaba a sus jóvenes a seguir sus pasos.

Nota: Para las líneas pedagógicas del P. Dehon se puede consultar el libro del P. Dorresteijn: «Vie et personalité du P. Dehon», 303-313.

Nos queda decir algo sobre los discursos pronunciados por el P. Dehon en la repartición de premios en la clausura del año escolar.

Los discursos de 1877- 1886, fueron editados en 1887 en París, bajo el epígrafe: "La educación cristiana y la enseñanza según el ideal cristiano". Los encontramos también en el volumen IV de las Obras Sociales del P. Dehon. En varias ocasiones son discursos apologéticos contra los enemigos de la Iglesia, que atacan tanto la Iglesia como el patriotismo, la moral y la literatura cristianas. Muy buenos son los dedicados a la armonía entre fe y ciencia; sobre el estudio de la historia y de la geografía. Y en 1891 sobre la educación del carácter, algo que llevaba muy dentro de su corazón. Estos discursos normalmente tienen también una invitación a la acción social.

En 1884 se fundó la Asociación de exalumnos del colegio. Normalmente se reunían una vez al año. El P. Dehon aprovechaba esta oportunidad para profundizarles en el espíritu cristiano y en sus compromisos sociales. Muy hermosos son los discursos de 1894, 1897 y 1907. En 1897 el P. Dehon estaba en el momento más álgido de su actividad social, lo que se deja ver en sus palabras. Diez años después retoma este vigor social con un renovado entusiasmo en su alocución ante los exalumnos. (cf. P. Denis: Le P.Dehon et l' Institution S. Jean d'après le compte-rendu des reunions de l'Association amical des Anciens Elèves, texto inédito; P. E. Driedonkx : «La presencia del P. Dehon en las Asambleas de los antiguos alumnos del San Juan 1884-1924»).

Finalmente, ¿cuál es la relación que tenía la Congregación con el colegio S. Juan?.

El Obispo había dado al P. Dehon el permiso de fundar un nuevo instituto religioso, pues pensaba que con él se podría lograr una garantía de continuidad para el colegio. Para el Obispo estaba en primer lugar el colegio. Debía ser la primera obra del Instituto.

Y esto producía, a veces tensiones entre él y el P. Dehon. No obstante muchos de los nuestros trabajaban en él. El P. Rasset fue durante mucho tiempo profesor de inglés, pues había estado un tiempo en Inglaterra preparando una nueva fundación que no se llevó a cabo por oposición de Mons. Thibaudier. El P. Falleur, siendo novicio era profesor y muy pronto administrador del mismo. El P. París durante años se ocupaba de enseñar retórica y parece haber sido representante legal en 1896 (AD.B.13/11 inv. 9438-9439). Uno de los profesores diocesanos, el sacerdote Philippot entró en la Congregación y enseñaba filosofía. Profesor de música fue el P. Sebastián Roth, siendo a la vez organista en la basílica de S. Quintín. También ejercieron la docencia en los años siguientes, los PP. Philippart, Patricio Boulanger, Chatelain, A. Pacaud, Delloue y Herbemont. Según el primer Elenchus manuscrito de la Congregación, muchos de los primeros novicios, antes de fundar el noviciado de Sittard en 1883, tenían su residencia en el colegio S. Juan, probablemente para ayudar como profesores o para la vigilancia y disciplina. En la lista de los 19 profesores del curso 1879-1880 figuran Ernesto Herr y Augusto Waguet, pero esto ocurre antes de entrar en la Congregación. (AD. B. 98/3 inv.113.801). No sabemos si lo fueron después. En general hay muy pocos datos sobre la docencia de los nuestros en el Colegio San Juan. Sabemos que al inicio casi todos los profesores eran seminaristas y sacerdotes diocesanos. Vivían en el mismo colegio, como podemos deducir del reglamento para profesores, aprobado por Mons.Thibaudier el 2 de octubre de 1879. (AD. B. 42/17 inv.722.10).

En cuanto a la enseñanza por parte de los nuestros en el San Juan, encontramos estos datos para los años siguientes:

En el informe que el P. Dehon envió el 2 de Agosto de 1887 a la Santa Sede, se dice que en este momento la comunidad del San Juan contaba con diez miembros de la Congregación. En cuanto a los alumnos se dice primeramente que son 269 y después que son 300, seguramente el número 269 es más exacto, pues en el boletín de propaganda de la Congregación del 24 de Junio de 1887 se dice que el Colegio tiene 260 alumnos (cf. "Lettere Circolari P. Dehon" pp. 411,415y 394).

Según el informe a la Santa Sede de 1891, había en el San Juan, cuatro sacerdotes, cuatro escolásticos de la Congregación y en total 270 alumnos (cf. P. Ducamp, Le Pére Dehon et son Oeuvre, pag. 393).

Hay entonces una disminución de personal. Esto se entiende, sabiendo que en este momento en la comunidad de Bahia en Ecuador, había 5 sacerdotes, un escolástico y dos hermanos.

Sin embargo en el informe a la Santa Sede de Enero de 1897, hay 11 sacerdotes, 6 escolásticos de la Congregación en el San Juan y 240 alumnos. (cf. Ducamp, o.c. 395)

Esto es debido a que en 1896 parte de nuestros misioneros habían regresado del Ecuador.

Vemos que hay una disminución de alumnos. ¿Porqué?

Anota el P. Dehon en su diario los días 3 y 4 de Octubre de 1893: "Recomienzo del San Juan, hay 30 alumnos nuevos, los que parten son más numerosos, varias causas nos perjudican: en primer lugar, nuestras imperfecciones, la estrechez de nuestros locales, la difícil situación de la agricultura y de la industria, la competencia de varios establecimientos que gozan de una gran estima: Laon a causa de sus bonitas proporciones, Amiens a causa de su estilo aristocrático, la Escuela Profesional a causa de su utilidad práctica" (NQ VI/1893,38 v).

La gente comenzó a preferir las escuelas industriales y profesionales y a dejar los estudios clásicos.

Mucho había realizado el P. Dehon por el Colegio, pero en 1893 sucede lo inesperado. Surgen dificultades entre el P. Dehon y el entonces obispo de Soissons, Mons. Duval, sucesor de Mons. Thibaudier, que no podemos analizar aquí, por lo que el P. Dehon decide retirarse. No fue un retiro total, pues queda como representante legal.

Fue para él un gran sacrificio. Al P.Dehon sucede el sacerdote Mercier, a petición del propio Obispo (cf. NQ VI, 40 r, 20.11.1893; P. A. Vassena, en Studia Dehoniana nº 20: "Les rapports du P. Dehon avec les Evêques de Soissons, 122-148).

El sacerdote Mercier no fue capaz de dirigir el San Juan, y por ello en 1896 le sucede el P.Delloue, exalumno del mismo. El P. Paris fue designado momentáneamente representante legal, pues al P. Delloue le faltaba todavía un año de docencia para asumir este cargo. (Cf. L' Aigle, Juillet-Décembre 1927, p. 15).

Cuando el P. Dehon, después de diecinueve años deja definitivamente la dirección, el colegio había formado doscientos veintiuno bachilleres y unos treinta sacerdotes o seminaristas (cf. Semaine religiese XXIII, 9 p. 503). De los 800.000 francos que había gastado, quedaban por pagar 273.000 (Carta a Falleur, 29 noviembre 1896, ADB 20/3)

En 1901 el P. Delloue estima que, frente a los decretos del gobierno contra la enseñanza religiosa, para salvar el Colegio sería mejor que dejara la Congregación, por lo que el P. Dehon comentándolo, escribe en su diario: "El P. Paulino cree que debe pedir la secularización para salvar el Colegio. Lo hizo el 5 de julio. ¿Cometió un error?. Sólo Dios lo sabe. De todos modos para mí es otro Consummatum est" (NQ. XVII, 4).

Alrededor de 1911 el Colegio comienza a tener grandes problemas económicos, el P. Dehon, que nunca dejó de interesarse por el San Juan, finalmente encontró una solución a esta crisis prolongada, recurriendo al interés y al cariño de sus ex-alumnos. Acogieron su proposición de formar una Sociedad Inmobiliaria, que tendría a su cargo la administración financiera, mientras la Diócesis tomaría la dirección del Instituto y el nombramiento de los profesores. Así se formó en 1913 la Sociedad Inmobiliaria de Enseñanza Libre del Distrito de San Quintin, arrendando el edificio y los muebles, mientras que el P. Dehon quedaba propietario de todo (cf. L'Aigle, oc. pp.19-20)

Aún le esperaba al P. Dehon una prueba mayor. Durante la guerra de 1914-1918 el Colegio fue en gran parte destruido. Cuando visita "la ciudad mártir" los días 7 y 8 de Abril de 1919, los ánimos cayeron por tierra. El Colegio no tenía escaleras, los muros estaban reventados, una parte del techo amenazaba con hundirse y todo el inmueble estaba destrozado (NQ. XLIII, 101). Se propuso sacar al Colegio de sus ruinas, encargando al P. Falleur de la reconstrucción.

Mucha es la correspondencia que hay en nuestros archivos entre los PP. Dehon y Falleur y con el arquitecto Bacquet. Y mientras tanto, en la casa "Michel" al lado del Colegio, se comenzó el curso escolar 1919-1920 con 27 alumnos externos (cf. "El Águila" 1921, 21-22). En 1921 el P. Dehon escribe en su diario: "Tratamos de hacer revivir el San Juan. Después de muchos esfuerzos llegamos a recibir unos 15 internos"

(NQ. XLIV, 28).

El 19 de julio de 1922 viaja de nuevo a San Quintín para asistir a la reunión de ex-alumnos (NQ. XLIV, 48-49). Como la propiedad del Colegio era todavía suya, quiere deshacerse de todos sus bienes antes de morir (NQ. XLIV, 80) pasándola a la Sociedad Inmobiliaria, de la cual, la Congregación sería la mayor accionista (AD.B 19.a.1. inv. 279.01).

El 18 de mayo de 1924 asiste a la inauguración del nuevo edificio. Señala la revista "El Águila" que lo hizo con la vestimenta de canónigo honorario de Soissons, le tocó hablar durante el banquete.

Mons. Binet, el obispo de Soissons, quiso conceder una distinción de honor al P. Falleur por toda la labor realizada, pero el P. Dehon le contestó que sería mejor no ponerlo de relieve y dejarlo, en la próxima edición de la Guía eclesiástica, simplemente como el administrador del Colegio S. Juan.

3. EL COLEGIO DE BAHÍA DE CARÁQUEZ (Ecuador) 1889-1896

Sólo por motivos circunstanciales nuestros religiosos llegaron a Bahía de Caráquez. No entraba dentro de los proyectos iniciales comenzar un colegio en esta ciudad. Nuestros Padres fueron a Ecuador con el proyecto de fusionar la Congregación del P. Matovelle con la nuestra, dar una aportación a la formación del clero y construir la Basílica Nacional del Sagrado Corazón. Fracasó la fusión con el P. Matovelle y no fue adelante la construcción del Templo Votivo. Es entonces cuando Mons. Schumacher acoge a los nuestros en Portoviejo y les encarga del seminario menor. El Obispo había fundado también una escuela especial de comercio en Bahía, atendida por los PP. Benedictinos.

A principios de abril de 1889 muere repentinamente el Superior de dichos Padres, y en vista de la situación creada, el Obispo pide al P. Ireneo Blanc, Superior de nuestra misión en Ecuador, que designe a uno de nuestros Padres para reemplazar a los PP. Benedictinos. Será el P. Sebastián Miquet el que irá a Bahía en la primera quincena de octubre de 1889. El Colegio tenía entonces 50 alumnos, repartidos en tres clases. Surgieron tensiones entre el P. Ireneo y el Obispo. Y por ello al finalizar el año escolar, en agosto de 1890, envió a todos los nuestros a Bahía para atender el Colegio y la Parroquia.

En julio de 1891 el P. Grison fue nombrado Superior de la misión. Supo hacer del Colegio de Bahía el más importante de la región. Es lo que afirman los historiadores del Cantón de Sucre, al que pertenecía Bahía. Conservamos en nuestros archivos un gran cuaderno en el que el P. Grison escribió el curso de Geología que daba a sus alumnos y que, después llevó al Congo, donde añadió algunas páginas dedicadas a la matemática. Al P. Grison le gustaba la geología y la costa de Bahía le ofrecía grandes posibilidades de hacerla práctica. Había una gran variedad de rocas, conchas marinas y objetos de la Cultura Manteña-Huancavélica, una de las culturas más antiguas del Ecuador en piedras, metales y cerámicas. Esto le permitió crear un pequeño museo en el Colegio.

El centro disponía también de una biblioteca y de diversos talleres. Dice el P.Grison que su colegio probablemente estaba equipado mejor que muchos similares de Francia (cf. "Le Règne" 1897, 380-384).

Nuestra presencia en Bahía tiene un fin abrupto motivado por la revolución de Alfaro: el 12 de junio de 1896 nuestros religiosos fueron expulsados del país.

4. EL COLEGIO DE AMBATO (Ecuador) 1891- 1896

Cuando el P.Grison comenzó su rectorado en Bahía el 16 de julio de 1891 advirtió la necesidad de tener otra casa fuera de la diócesis. Por ello propuso al P. Ireneo que fuera a Quito para ponerse en contacto con el Ministro y pedirle uno de los colegios que se nos había ofrecido cuando aún estábamos en la capital, es decir el Colegio Nacional Bolívar.

Aproximadamente un mes más tarde se firmó el contrato entre el Gobierno y el Superior General de los Padres Oblatos del Sagrado Corazón de Jesús, para dirigir y reorganizar el Colegio Nacional Bolívar de Ambato.

El colegio había sido fundado en 1859. Disponía de una excelente biblioteca donada en 1883 por el historiador ambateño Dr. Fermín Cevallos al regalarles una parte de la suya.

En 1887 habían llegado aparatos para hacer experiencias de Física. Era, entonces, un colegio de prestigio e importancia en Ambato, además había estado mucho tiempo bajo el control de la masonería.

El "Diario Oficial " del 19 de octubre de 1891 hizo público el "Prospecto", es decir el programa para el colegio de Ambato. Llama la atención la cantidad y diversidad de ramas que se tenía en proyecto impartir.

Al principio hubo una cierta oposición a la llegada de nuestros religiosos, pero al contar con el apoyo del Sr. Ministro de Instrucción Pública Elías Laso, se fue diluyendo.

De la que no pudieron escapar fue de la revolución del general Alfaro, que en Agosto de 1895 tomó la ciudad de Ambato. Los PP. Ireneo Blanc y Ángel Deal se refugiaron en el convento de los PP. Dominicos, los demás se fueron a Baños, una aldea de la provincia, a unos 43 kms. de Ambato.

No fue fácil comenzar de nuevo el colegio después de la revolución. La persecución religiosa era fuerte en el país e iba aumentando a medida que pasaban los días. Por este motivo, al finalizar el curso 1895-1896, decidieron dejar el centro, después de haber firmado un contrato adicional con el gobierno el 12 de febrero de 1896, por el que se les aseguraba el pago de los gastos de su viaje de regreso a Europa. Y como el pago se retrasaba demasiado, y tampoco se les quería remunerar las vacaciones a que tenían derecho, el P. Ireneo mandó el 30 de septiembre de 1896 su protesta al tesorero del colegio. Desde agosto de este mismo año nuestros religiosos no tenían un trabajo estable. Algunos se volvieron a Baños, con los PP. Dominicos, para colaborar en la parroquia. Esta era la situación de los nuestros cuando un "infeliz" telegrama los llamó a Europa. Le damos este apelativo porque así lo ha calificado el P.Grison en varias ocasiones. El telegrama estaba mal expresado y en él había un cierto "engaño". La finalidad del telegrama era llamar al P. Bruno Blanc para que se dirigiera a la Escuela Apostólica de Fayet, pero fue redactado por opositores a la línea de gobierno del P. Dehon, de tal modo que se entendía que, era su voluntad, el que todos se volvieran a Europa..

Es importante el recordar que el P. Dehon, entre los años 1888- 1896, envió 18 cohermanos al Ecuador y que, tanto el colegio de Ambato como el de Bahía existen todavía (cf. Studia Dehoniana, 19. 2ª ed.: "Ecuador. Cuna de la presencia dehoniana en América Latina").

5. EL PROYECTADO COLEGIO DE OLINDA (Brasil del Norte) 1903-1904

En agosto de 1903, el P. Dehon escribía en su diario: "El Obispo de Olinda regresa al Brasil y voy a verlo a París. Nos ofrece varias obras en su diócesis: su colegio episcopal, varias parroquias y más tarde el seminario. Le doy al P. José (París), que parte con él y voy a preparar algunos otros" (NQ. XVIII, 67-68).

El colegio que ofrecía el Obispo de Olinda funcionaba en un exconvento franciscano y era administrado por el canónigo Mons. Fabricio, muy querido de la gente. Existiendo desavenencias entre él y el Obispo, éste quería entregar la dirección a otras manos. Y también por otros motivos que veremos más adelante.

Cuando el P. Dehon visitó en París a D. Luis de Brito, obispo de Olinda, estaba ya al tanto de sus proyectos y había consultado a nuestros religiosos en el Brasil. El P. Graaff le había aconsejado no aceptar el colegio, porque los Padres no estaban en condiciones de hacerlo, y el fracaso era seguro.

En la aceptación del colegio el P. Dehon vio una buena oportunidad para que los Padres formaran una comunidad y por eso se dejó llevar por las promesas del Obispo.

Al regresar al Brasil D. Luis de Brito, le acompañaba el P. París. Había sido consejero (1893-96) y secretario general (1902-1903) y tenía experiencia en colegios como ya hemos visto.

El 30 de octubre partían otros cinco nuevos misioneros al Brasil del Norte y, en enero de 1904 otros cinco.

El P. París fue nombrado director del Colegio y decía ser también el nuevo superior de la misión, pero no llevaba ningún documento que lo probara. El P. Ángel Déal, ex-misionero en Ecuador y ex-profesor en Ambato, hasta ahora superior de la Misión y párroco de Várzea, sería el rector de la Comunidad. El P. Thuet, recién llegado de Francia sería el administrador.

El 7 de enero se trasladan los primeros Padres a Olinda para preparar la apertura del año escolar. Por falta de material didáctico se hizo una gran adquisición en una librería de Recife. Más tarde los Padres no podían pagar los gastos efectuados.

Mons. Fabricio, el director anterior, no quería dejar su cargo y los Padres tampoco conocían bastante el portugués como para resolver los problemas hablando diplomáticamente. Los PP. París y Déal se desentendían de la dirección del colegio y los otros Padres recién llegados, como profesores tampoco lograban hacerse entender de los alumnos. Se opuso el clero y la prensa cuando el Obispo dio la orden a Mons. Fabricio de abandonar el colegio.

Había además otro problema, como nos cuenta el P. Pablo Roblot, uno de los que había sido nombrado para ser profesor del centro: "Una de las razones por las que el Obispo de Olinda quiso darnos el colegio fue que Mons. Fabricio acababa de ser nombrado obispo de Fiahuy. Al parecer se enteró en Roma, pero Mons. Fabricio no había sido avisado ni de su nombramiento ni de la llegada de nuestros Padres. Cuando tres meses después renunció al episcopado, al Obispo no le quedó más remedio que suprimir el colegio diocesano" (Archivo Ceuppens). (Cf. P. Polman scj "Missâo de esperança, pp.51-57; Studia Dehoniana 34: La misión SCJ en el Brasil del Norte 1893-1908 pp. 19-23; Studia Dehoniana 24: Tre fiamme, una luce, pp. 91-93).

6. EL COLEGIO DE FLORIANAPOLIS (Brasil del Sur) 1903-1905

El 12 de Enero de 1903 leemos en el diario del P. Dehon: "Tenemos nuestra pequeña reunión internacional en Bruselas. Se acepta el proyecto de una fundación en Brasil Meridional, en Desterro, isla y provincia de Santa Catarina, diócesis de Curitiba. Es para nuestros Padres alemanes. Nossa Senhora do Desterro, es decir nuestra Señora del Exilio. "¡Qué la Virgen proteja esta fundación!" (NQ. XVIII, 45).

A esta misión fueron destinados el P. Lux, exmisionero del Ecuador y el P.Foxius, llegando a Desterro el 12 de julio de 1903.

El uno de agosto el P. Lux escribía al P. Dehon sus primeras impresiones:

"Estamos instalados aquí en Desterro... Atendemos la iglesia de S. Francisco que pertenece a la orden Tercera y una escuela al lado de la iglesia. El gobierno y los padres de familia desean a toda costa una escuela media en la provincia. Soñamos con ello y queremos ponerla en marcha. Visitaré varios lugares para escoger el mejor puesto... Espero que me envíe algunos colaboradores en Octubre" ("Le Règne" 1903, 615-616).

El 20 de enero de 1904 desembarcaron los primeros colaboradores: los PP. Juan Stolte y Enrique Meller, y el Hº Kueppers. Comenzaron a ayudar en la pastoral de las seis parroquias de la ciudad y en el colegio al lado de la iglesia, hasta que los PP. Jesuitas se encargaron de dicha escuela. (Historia Congregationis SCJ 1878-1978, 320).

¿Por qué se fueron nuestros padres de Desterro y no fundaron el colegio secundario tan deseado de la gente?. La respuesta la encontramos en una carta que el P. Lux envió al P. Dehon el 4 de mayo de 1904. Señala que, entre los nuestros, no hay mucho ánimo para dedicarse a esta clase de vida y que, entre los que vendrán, tampoco hay profesores. No dispone más que de cinco o seis profesores para comenzar el colegio. Por ello cree que es mejor renunciar al proyecto de momento.

Dejará en Desterro una pequeña comunidad de dos o tres sacerdotes, lo que considera oportuno y los demás irán a otras partes (AD.B. 102/1 inv.01147.14).

Conforme a este plan de trabajo del P. Lux, el 4 de octubre de 1904 nuestros religiosos comenzaron a trabajar en las parroquias de Brusque y S. Benito del Sur (Sâo Bento do Sul). El 21 de abril de 1904, el P. Foxius escribía al P. Dehon diciendo que está contento en Desterro pero que estaría más contento si tuviéramos una misión entre los autóctonos (AD.B. 102/1 inv.01147.11). Además, los Jesuitas ya hace tiempo que estaban pensando en fundar un colegio en Desterro (cf. Studia Dehoniana 35. Estudios.: "La Misión en el Brasil Meridional, 1903", 75-79).

7. EL COLEGIO DE NOVELDA (España) 1920, hasta la fecha

Fue el sacerdote Lorenzo Cantó, gran amigo de nuestros Padres en España y que después, el 2 de febrero de 1923 profesó en nuestra Congregación, quien propuso fundar un colegio en su ciudad natal.

El 24 de julio de 1920 se presenta en Puente la Reina para insistir en su proposición, avalada por valiosas ayudas locales y los réditos de ciertas posesiones suyas en Méjico. La oferta es tentadora aunque implicaba el riesgo de una división de fuerzas acaso prematura, por no haberse consolidado aún la primera fundación, la casa del Crucifijo de Puente la Reina. También, por otra parte, se podía suponer mirando a un porvenir inmediato, la enorme ventaja de que el colegio de Novelda bien llevado no tardase en ser una cantera de vocaciones y una ayuda económica sustancial para la Escuela Apostólica de Puente.

Vencidas las iniciales reticencias, también por parte del P. Dehon, se aceptó la propuesta de D. Lorenzo Cantó.

El 5 de septiembre de 1920 salían para Novelda los PP. Guillermo Zicke y Francisco Baumeister, donde fijaron su residencia. Inmediatamente iniciaron las gestiones para legalizar, tanto civil como canónicamente, la proyectada fundación noveldense. El 11 de Diciembre de 1920, Mons. Ramón Plaza y Blanco, obispo de Orihuela, aprobó el proyecto.

El colegio se denominó inicialmente "Colegio Franco-Alemán", y pronto ganó un merecido prestigio. El primer día de apertura tenía ya 150 alumnos que fueron aumentando rápidamente.

Es el único colegio fundado en tiempos del P. Dehon que aún funciona y está dirigido por la Congregación.

(Cf. Alfonso Muñoz Benito scj. Historia de la Provincia Española de los Sacerdotes del Corazón de Jesús. vol. I, 46-50; P. Avelino Díez scj: El hombre que dijo sí, 153-162).

8. EL PROYECTADO COLEGIO DE MILLAU (Aveyron - Francia) 1922.

El 11 de abril de 1922 el párroco de S. Francisco de Millau (Aveyron) escribe al Sr. Malézieux Dehon, con quien había tenido contacto anteriormente y que estaba interesado en un proyecto de fundación de un colegio católico en Millau:

(AD.B. 68/ 2-B inv. 906.01).

En mayo de 1922 el P. Dehon le pide al P. Falleur que se ponga en contacto con el P. Legay, Provincial de la Provincia Franco-Belga para asesorarlo con sus consejos. (AD.B. 21/51).

Al P. Legay le cuesta tomar una decisión y por ello el P. Dehon, el 25 de septiembre de 1922, le escribe: "Una nueva carta del párroco de S. Francisco de Millau. El Obispo de Rodez pide una respuesta rápida y categórica. Estas son las respuestas posibles:

1. Le puede decir que, por haber hecho recientemente dos fundaciones en Francia, no está en condiciones de poder hacer algo en Millau. (El P. Dehon hace referencia a las fundaciones de Domois y Amnéville. Además, en 1920 los religiosos franceses habían recomenzado la misión del Camerún).

2. Le puede señalar que, por haber hecho dos fundaciones no tiene por el momento personal disponible para Millau, pero que dentro de un año podrá destinar a algunas personas, que pueden ser ayudadas por seglares.

En esta hipótesis nuestra Congregación puede participar en la compra de la propiedad por medio de la sociedad que para ello se va a fundar.

Prefiero esta segunda solución. Decídase pronto y dé una respuesta en firme al Párroco de S. Francisco (AD.B. 22/ 10 E).

El P. Legay contestó que, sólamente despues de tres años, estaría en condiciones de fundar el colegio por falta de personal (B.68/ 2 B inv.906.02).

El P. Falleur escribía sobre este asunto, el 25 de octubre, al Obispo de Rodez:

1. Que la Congregación ofrece la compra de 50.000 acciones de la Sociedad que se propone, que el Comité local compre las restantes acciones.

2. Necesitamos un plazo de tres años antes de asumir la dirección del centro.

3. El Obispado nombre a un sacerdote titular oficial hasta que el gobierno permita la enseñanza a los religiosos.

El mismo P. Falleur dice que el P. Dehon está de acuerdo con estos cuatro puntos arriba señalados (AD. B. 68/2 B inv.906.08).

A pesar de estas tratativas la Congregación no asumió la dirección del Colegio. Se desconocen las razones. Pudiera ser que el Obispo en su respuesta al P. Falleur, el 26 de octubre, dijo que la fundación del colegio no incluía el permiso para fundar una escuela apostólica y que los PP. tendrían que dedicarse solamente a la enseñanza en el colegio (AD.B 68 /2 B inv. 906. 08). La diócesis de Rodez era la región más fecunda en vocaciones en Francia (cf NQ. 1896, XL, 73).

A MODO DE COMENTARIO

Observamos que han sido muy pocos los colegios fundados o atendidos por la Congregación durante la vida del P. Fundador. Nos queda el preguntarnos los motivos.

1. Desde el principio el P. Dehon prefería más las escuelas apostólicas y los seminarios que los colegios. Estaban más en la línea directa del fin del Instituto: la atención al clero. Era preciso formar buenos sacerdotes para que pudieran dar al Corazón de Jesús la reparación que pedía. (Cf. Constitutiones 1902 $ 8: "Juventuti praesertim clericali erudiendae"). Cuando el P. Francisco Guilhen, condiscípulo suyo del Seminario Francés, en octubre de 1881, le propone fundar un colegio en Montpellier, le escribe: "Nuestro fin no es únicamente la enseñanza. Algunos de nuestros PP. se dedican a la vida contemplativa, a la adoración al Santísimo, al rezo del Oficio Divino y al estudio. Como obras damos preferencia a escuelas apostólicas y seminarios" (AD.B. 82 inv.110.201). Exponiendo al P. Matovelle, el 22 de Abril de 1888, la situación actual de la Congregación, nombrando las diversas obras, le señala que en San Quintín tenemos un colegio, pero que es una excepción (AD.B. 24/8 B inv. 501.03).

2. La gran expansión de la Congregación, se da especialmente después del "Decretum Laudis" de 1888. Expansión no siempre de acuerdo con las ideas de los Obispos de Soissons, y también muy criticada por el grupo de oposición capitaneado por el P. Blancal en 1893-1897. En el "Elenchus domorum" de 1895 encontramos 14 casas, cuando la Congregación tenía sólo de existencia 17 años.

3. El gran número de escuelas apostólicas, noviciados y escolasticados fundados por la Congregación: durante la vida del P. Dehon se fundaron 11 escuelas apostólicas, 18 noviciados, tanto para sacerdotes como para hermanos. Algunos de poca duración o cambiando de un lugar a otro. Además 8 escolasticados. Y en Brugelette se fundó una casa para vocaciones tardías.

4. El gran número de personal que exigían las misiones: el P. Dehon siempre andaba con problemas de personal para enviar a las misiones. Recordemos que hasta tuvo que enviar a Ecuador dos novicios. Especialmente requerían mucho personal las misiones en el Congo y el P. Grison siempre fue muy exigente en este aspecto. En nuestros archivos se observa que el P. Dehon solicita continuamente a la Santa Sede la ordenación de sus candidatos "extra tempore".

5. Algunos acontecimientos que por una parte dificultaron la fundación de nuevos colegios, como las leyes contra la enseñanza católica de Jules Ferry en los años 80 y 90 y otros que obstaculizaron el desarrollo de la Congregación en Francia, como la expulsión de los religiosos y la gran guerra del 14-18.

6. Parece que el P. Dehon pensaba que la vida de profesor en los colegios creaba muchas dificultades para llevar una buena vida religiosa. En las Constituciones de 1885, en el capítulo 12, encontramos algunas normas para los colegios: "En los colegios las exigencias de la enseñanza, el cansancio, las ocupaciones múltiples y absorbentes tienden a alejarse mucho de las prácticas de nuestras santas reglas. La vida interior, la perfección, el espíritu de recogimiento, la oración pueden resentirse mucho" (nº 1). "Pero con un poco de buena voluntad, los miembros del Instituto en ellos pueden reparar e inmolarse"(nº 2). "Todos pasarán un día al mes fuera del colegio para un retiro"(nº 10). "Además deben hacer los retiros anuales"(nº 11). "Se sintieran felices en buscar periódicamente la soledad para escuchar más libremente las llamadas del Verbo de Dios, para contemplar con más tranquilidad los misterios de la vida y de la muerte de Nuestro Señor, para hablar con Él de corazón a corazón y para decirle más intensamente que lo aman" (cf. Studia Dehoniana 2. 81-84).

Llama la atención el gran cariño que el P. Dehon tenía al colegio San Juan, a pesar de que al principio esta tarea no le atraía tanto. Acaso porque en 1883-1884, el momento en que sufre la tragedia del "Consumatum est", fue la labor realizada en el Colegio la que salvó la Congregación. Acabó siendo un enamorado de su San Juan.

Siendo ya muy mayor, después de la guerra se encarga de su restauración esperando que "reviva y forme cristianos sólidos entre la clase media de San Quintín y sus alrededores" (NQ. XLIV,28).

Y cuando en 1924 se trata de asistir a la inauguración del nuevo Colegio, y no viajando normalmente, aún saca fuerzas para participar y encomendar al P. Falleur, en San Quintín, completar los trabajos.

El colegio de Bahía tuvo mucho éxito. Así lo reconoció el propio obispo Mons. Schumacher, que les regaló un gabinete de física que había recibido en Nueva York.

También a la gente le llamaba la atención el trabajo realizado por los Hermanos. El extenso terreno que disponían siempre lo tenían plantado de hortalizas, cereales, hasta habían realizado una preciosa alameda de tamarindos.

El gran problema que tenían era que el Obispo siempre daba largas al asunto de pasar la propiedad a la Congregación, como lo había prometido. El mismo P. Dehon estaba molesto e irritado pues le parecía la situación una gran comedia.

Heroica fue la actuación de nuestros religiosos al estallar la revolución de Alfaro. Todos los sacerdotes del sector se fueron, menos los del Verbo Divino, los nuestros permanecieron en sus puestos. Fue una pena que fueran expulsados pues ya tenían un proyecto para una escuela apostólica y poseían en la selva de Cabo Pasado una hermosa propiedad con 2000 plantas de café para sostenerla, y que al mismo tiempo funcionaba como instituto agrícola (cf. "Le Règne" 1897, 381).

El colegio de Ambato llegó a alcanzar mucho prestigio. En 1892 el P. Bruno Blanc dicta las primeras clases de química en el plantel. El Frater Reelick, exinstructor de zuavos pontificios en Roma, formó un grupo de tambores que, todos los domingos, salía a la plaza Cevallos, frente al colegio, para hacer una demostración.

Lástima que nuestra presencia en Ecuador concluyera de tal modo. Se hubiera podido ir a otros lugares en Ecuador u otros países de América, como había pensado el P. Dehon.

En cuanto al colegio de Olinda hubo excesiva improvisación. El P. Dehon confiaba demasiado en el Obispo. La llegada del P. París complicó las cosas. Mejor hubiera sido que nombrara director al P. Ángel Déal, que también tenía experiencia en colegios, conocía el idioma y estaba más inculturado en América Latina.

Nuestros religiosos en Florianapolis se encontraron con una realidad nueva que no conocían antes de partir: la gente quería un colegio de enseñanza secundaria. Parece que al P. Lux al principio le agradó la idea, pero viendo que le iba a faltar el personal necesario para llevarlo adelante tomó la decisión justa.

En Novelda se tuvo la suerte de tener como fundadores tres personas de valor, los PP. Zicke, Baumeister, y el sacerdote Lorenzo Cantó.

En 1923 ya dió sus primeros frutos: unas vocaciones excelentes de un grupo de jóvenes que después han marcado la historia de su Provincia.

Entendemos las dificultades del P. Legay. Nos encontramos en la postguerra. El Congo está necesitando mucho personal, y lo mismo solicitaba el P. Plissonneau para el Camerún. La Congregación en Francia, después de la expulsión no se había recuperado aún. El P. Dehon buscaba un modo de comenzar una escuela apostólica en Francia, pues la de Fayet estaba en el exilio, en Bélgica. Y probablemente vio una posibilidad a través del colegio de Millau, que no se llevó a cabo.

Con esto concluimos la historia de los colegios en tiempos del P. Dehon.

Nos toca a nosotros, finalizó diciendo el P. Egidio, educar la juventud de nuestros tiempos para que sean hombres de fe y agentes de cambio, comprometidos con la sociedad y con la Iglesia, a beneficio de los más humildes.

Tras contestar varias preguntas realizadas por los asistentes, se levantó la sesión.