DE LA PASTORAL DE LA ESCUELA CATÓLICA
A LA ESCUELA CON TALANTE EVANGELIZADOR

"LA PASTORAL EN LA ESCUELA"
por el P. MANUEL BARAHONA, MSC

DE LA PASTORAL DE LA ESCUELA CATÓLICA
A UNA ESCUELA CON "NUEVO" TALANTE


PREÁMBULO
Se habla mucho de calidad educativa.

La Escuela Católica tiene algo que ofrecer.

Que entendemos por indicadores de vida cristiana.

Sus repercusiones en la escuela católica.

Necesidad de aceptar los cambios.

Indicadores de vida cristiana, hoy.

Ellos llevan a un estilo de vida.

Y en consecuencia pide un estilo educativo

12 PISTAS PARA ESTE "NUEVO TALANTE PASTORAL"

1.- PERMITIR LA CONEXION,

Un ambiente que permita crecer.

2.- ENTRAR EN SU WEB

Conocerlos, aceptarlos, acompañarlos, partir de ellos.....

3.- VIVIR LA TUTORIA EN ABIERTO Y EN DIRECTO

Considerándola como oportunidad educativa.

4.- ACEPTAR EL ANCHO DE BANDA

La diversidad, hecha realidad en la vida misma.

5.- OPTAR POR LOS MAS DESCONECTADOS

Y de manera clara, sin miedo, por los menos favorecidos.

6.- NO JUZGAR DESDE TU TERMINAL

Una evaluación nueva en sus finalidades y metodología

7.- APRENDER A TRABAJAR EN RED

Sin trabajo en equipo no se concibe hoy la educación.

8.- USAR VERSIONES ACTUALIZADAS

El buen educador nunca se cansa de aprender.

9.- ELEGIR SERVIDORES ADECUADOS.

Usando diferentes portales y direcciones

10.- CHATEAR CON LOS PADRES

Que se sientan cómodos en "su" colegio.

11.- RECONFIGURAR EL SISTEMA

Con el soporte de una buena programación pastoral.

12.- REFORMATEAR: IMAGINACIÓN, ÁNIMO Y ALGO DE ORACIÓN

Sin ello, lo nuevo (el evangelio es nueva+buena noticia) no tiene cabida.

Sentido

En 1992 yo colaboraba en un documento que publicó la FERE titulado "La Pastoral de la Escuela Católica". En él, y al señalar sus objetivos, se decía: "No queremos limitarnos a describir `lo que se viene haciendo`, sino que, impulsados por la misión recibida de la Iglesia, deseamos señalar los caminos por donde hemos de avanzar, incluso a riesgo de parecer utópicos en ocasiones".

Hoy nueve años después, quiero compartir mi reflexión sobre el tema y hacer ver como, al encontrarnos en una realidad en continuo cambio, hay un desplazamiento, tal vez de algo más que de matiz, que puede justificar el subtítulo de esta ponencia. Es decir, que si hace unos años se hablaba con mucho énfasis de cómo debía ser la Pastoral de la Escuela Católica y se insistía en la importancia del Proyecto de Pastoral y de la configuración y funcionamiento de los Departamentos de Pastoral, hoy parece más oportuno hablar del "Talante Pastoral" de la Escuela, sin renunciar para nada a lo anterior.

A lo largo de esta exposición voy a exponer argumentos que, a mi modo de ver, justifican la conveniencia de este suave pero importante cambio de lenguaje, de actitud y de comportamiento. Es algo que he reflexionado y vivido a lo largo de estos años, como encargado de pastoral, como director de colegio y como persona a la que apasiona el mundo de la escuela.

Calidad educativa

Si hay algo que en estos años se nos ha inculcado en el mundo de la escuela es el tema de la Calidad que ha llegado a convertirse en tema central de reuniones, congresos, publicaciones etc.

Quiero empezar afirmando que en nuestro caso se puede hablar de Calidad Educativa solamente cuando la realidad de lo que se ofrece en el día a día, coincide con aquello que formulamos en la oferta a través de nuestro Ideario y Proyecto Educativo.

Nuestros centros hacen una oferta concreta. Y en virtud de esa oferta podemos suponer que los padres, o en su caso los mismos alumnos, eligen un centro determinado. Pues creo que sería justo hablar de Calidad Educativa sólo en el caso de que la realidad del centro respondiera lo más fielmente posible a aquello que constituye nuestra oferta.

Naturalmente dentro de la Escuela Católica hay mucha diversidad, ya que los distintos centros tienen procedencias diferentes y cada uno trata de responder según su origen, su propio carisma e incluso la diferente ubicación.

Oferta de la escuela católica

Podemos decir que en cuanto a la oferta de la Escuela Católica hay una coincidencia en lo fundamental: Todo centro católico oferta, y lo concreta en su Carácter Propio y Proyecto Educativo, "una formación integral a partir de la concepción cristiana o evangélica de la persona". Podemos decir que el objetivo es el mismo que el de todas las escuelas: que sus alumnos lleguen a ser buenas personas y al tiempo que estén capacitados para desenvolverse de manera digna en la sociedad. Pero en la escuela católica debemos añadir que se trata de que sean buenos cristianos. Es decir que sean, honrados, y estén capacitados para vivir en la sociedad... viviendo al tiempo los valores que nos transmitió Jesús de Nazaret e insertos en la Iglesia".

Indicadores de vida cristiana

También en la Iglesia se trata de que seamos cristianos de calidad. Esto nadie lo duda. Y a la hora de entender lo que es un cristiano de verdad, señalamos casi sin darnos cuenta unos parámetros o unos comportamientos concretos a los que asignamos el papel de indicadores de vida cristiana. Y como en toda otra actividad humana, los parámetros o indicadores van cambiando con el tiempo.

Respecto a la actividad pastoral en una escuela católica, resulta claro que los indicadores de calidad o los rasgos que hacen que uno sea considerado un buen cristiano, resultan decisivos a la hora de definir el proyecto pastoral.

Vamos a ver como estos indicadores referidos a la vida cristiana han sufrido mutaciones en las últimas décadas.

En tiempos recientes podríamos haber citado entre los indicadores preferentes de una vida cristiana algunos como estos: el cumplimiento con el precepto dominical; la recepción de los sacramentos; la asistencia a las catequesis de los sacramentos de iniciación; la frecuencia de la confesión; el conocimiento de ciertas oraciones al uso, etc...

Repercusiones en la escuela católica

Lógicamente en este contexto, los centros católicos tenían organizada su actividad pastoral en torno a estos mismos parámetros. Así, cuando yo era alumno -y digo de entrada que me siento plenamente satisfecho y feliz con la formación cristiana que entonces me ofrecieron- teníamos todos y a diario la misa y el rezo del rosario. Se nos facilitaba y animaba a la confesión semanal. Se fomentaba el estudio del catecismo de entonces, estimulando a los alumnos para que llegaran a sabérselo de memoria de principio a final. Teníamos a nuestra disposición un Director Espiritual. Se ofertaban con insistencia los Ejercicios Espirituales en silencio. Se fomentaba la piedad y de manera especial &endash;cosa que agradezco enormemente- la piedad mariana. Y no sería justo si no añadiera que también se me ofrecieron oportunidades de ejercitar la solidaridad, aunque entonces se hablase más de caridad. Incluso que algún educador concreto, tal vez un poco fuera del sistema, nos abriera los ojos al mundo de la marginación y a la injusticia que eso conlleva.

Pero tenemos que aceptar que las líneas de fuerza de esa pastoral, se basaban en los aspectos que eran considerados más significativos. Y con el paso del tiempo se iban incorporando nuevos aspectos. Así, todo lo catequético incorpora el aspecto grupal, y el sentido de proceso. El Director espiritual deja paso al Pastoralista y poco después al departamento de Pastoral. Los cursos de catequesis, a los grupos de profundización en la fe. La misa obligatoria y diaria a la oferta "voluntaria" de alguna Eucaristía semanal o mensual por cursos. Los ejercicios espirituales, a las convivencias. La piedad personal a los momentos y ambientes de oración grupal. Se dan unos cambios que van respondiendo a nuevas concepciones y necesidades o dificultades reales.

En esta mentalidad y desde esta óptica, pero al tiempo desde un intento de reflexión pastoral y eclesiológica, está basado el Documento del 92 al que me refería. Considero que fue un documento muy valido y clarificador.

Necesidad de aceptar los cambios

Vivimos en una sociedad en cambio y también la iglesia y los encargados de las acciones pastorales y sus destinatarios, estamos insertos en la misma dinámica del cambio. Un cambio que a veces definimos como vertiginoso. Ello hace que también estemos sujetos a este mismo ritmo.

En cualquier caso, los agentes de pastoral en los centros, los directores como últimos responsables de la acción educativa y pastoral, todos debemos estar atentos para percibir cuáles son los rasgos que definen una vida cristiana hoy. Es decir, qué valores y qué hábitos de vida debemos tratar de inculcar a nuestros alumnos de manera que calen en su vida y lleguen a convertirse en actitudes y comportamientos que nos permitan distinguirlos como buenos cristianos.

Naturalmente este trabajo no está hecho. Nosotros intentaremos definir unos supuestos y a partir de ellos construir.

Indicadores de vida cristiana, hoy

Son indicadores de una vida cristiana aquellas actitudes y comportamientos que van en consonancia con la línea central del Mensaje de Jesús: la construcción de un mundo de fraternidad basado en esa realidad que significa que todos los hombres y mujeres de la Tierra somos hijos de un Dios cercano y cariñoso tal y como nos plantea Jesús.

Un cristiano se define, por una doble actitud:

Un estilo de vida

En esta línea podemos asegurar que hoy se define más claramente lo que es ser cristiano con un estilo de vida que con unas prácticas piadosas. Más con una persona de vida interior, de oración, que con una persona que acude a muchos actos religiosos. Mas con la identificación de los valores que aparecen en el evangelio que con el "cumplimento" de unas normas. Más con una búsqueda sincera de la verdad que con la aceptación ciega de cualquier afirmación que venga de la jerarquía. Más con el ejercicio de la solidaridad, del servicio o la práctica del compartir, que con la recepción frecuente de los sacramentos. Más ciertamente con un hombre bueno, o eso que llamamos hombre de Dios, que con alguien que quiera ocultar tras su vida de piedad, por muy grande que diga que es, un comportamiento poco amable y cariñoso con los que le rodean.

Parto de que aceptamos este supuesto y que éstos son rasgos que configuran una vida cristiana. A partir de ahí podemos señalar lo que un colegio debe ofertar en su Ideario y Proyecto Educativo pero sobre todo debe vivir en la vida real, si realmente quiere promover el crecimiento humano y cristiano de sus alumnos.

Un estilo educativo

Existen una serie de rasgos o aspectos que configuran un estilo educativo adecuado para esos objetivos. Suponen una manera de vivir que puede ir configurando la vida del alumno y fomentando unas actitudes y valores en consonancia con ese mensaje de fraternidad.

Si yo fuera Director de tu Colegio, mi mayor empeño estaría en que nuestras actitudes y comportamientos fueran en esta dirección. Y desde luego con ello, creo que no sólo respondería a las exigencias educativas más elementales, sino que al tiempo sería una positiva acción evangelizadora sin nada que envidiar al colegio con el más bonito de los Proyectos Pastorales.

Además, seguro que si fuéramos capaces de cumplirlo, nuestros alumnos y alumnas, nuestras profesoras y profesores y todos los que colaboramos en el centro, seríamos un poco más felices.. Con ello, podríamos decir que habíamos dado un paso importante: el paso de "La Pastoral de la Escuela" a "Una escuela con talante pastoral". Toda ella. No solo los "pastoralistas". Todos.

No es tarea fácil, pero es bonita. Yo me limito a presentar, en rápidas pinceladas, 12 aspectos que en conjunto podrían suponer un estilo educativo que, estoy convencido, darían al centro un "talante pastoral". Son aspectos que están presentes en la vida del centro, pero que yo trato verlos desde la óptica de la acción evangelizadora.

1.- PERMITIR LA CONEXION,

En un ambiente que permita crecer.

El preámbulo necesario para toda labor educativa y por supuesto evangelizadora es un ambiente que permita crecer. Tal vez sea posible intentar transmitir el mensaje de Jesús en un ambiente enrarecido. Incluso a lo mejor es posible que alguien se atreva a anunciarlo en un ambiente adverso. Pero lo que es claro, es que debe resultar muy difícil que alguien pueda acoger como valioso, lo que decimos con las palabras pero negamos con la vida.

Podemos pues asegurar que para una labor evangelizadora en nuestros centros, es indispensable que los alumnos perciban en la escuela los valores que les decimos van a hacer más plenas sus vidas y van a ayudarles a ser más felices. Y eso es lo que llamamos el ambiente o talante de un centro. Un ambiente o talante que les atraiga y les llame la atención de manera que permita que se enganchen y facilite la conexión. Un ambiente donde la sencillez, la comunicación, el compartir, la libertad, la espontaneidad, la alegría, la creatividad, el disfrute de la amistad, la honradez, la justicia, la misericordia... estén presentes y se respiren en la vida.

Es necesario cultivar ese ambiente en las relaciones personales, en las circulares a las familias, en el trato con los alumnos, en la misma manera de "reprobar" las conductas inadecuadas y "estimular" las que aparecen más acordes. Hay que cuidarlo también en los carteles o posters que decoran y animan (o deprimen) los espacios donde se mueven, e incluso a la hora de seleccionar los acontecimientos que de alguna manera son punto de referencia para actos o celebraciones del centro.

Podemos señalar algunas pistas que nos ayudarían a ello, como un ambiente que asuma de manera normal la celebración gozosa por un aniversario, un acontecimiento importante de alguno de sus miembros, o incluso un éxito significativo del centro. Pero que al tiempo integre de manera natural la expresión de la solidaridad ante alguna desgracia personal o social. Que haga que el profesor o el alumno se sienta acompañado ante la muerte de un familiar, o que permita que en el centro haya una expresión colectiva ante el autobús accidentado donde mueren tantos niños, el último asesinato terrorista, o el terremoto de asola El Salvador o la India.

Naturalmente todo esto exige unas actitudes concretas en los educadores y una profunda motivación en el Equipo Directivo, que es quien puede, y debe, impulsarlo y mantenerlo. Tal vez una de las exigencias primeras de selección para los que forman parte de un Equipo Directivo, podría ser la de vivir este talante y ser capaz de generar e impulsar este ambiente acogedor, humano y evangélico.

Si logramos este ambiente habremos dado el primer e indispensable paso para conectar con nuestros alumnos/as y a partir de ahí poder caminar juntos.

2. ENTRAR EN SU WEB

Conocer a los alumnos, aceptarlos, acompañarlos...

El Informe "Jóvenes 99" de la Fundación Santa María nos presenta sus valores, motivaciones, intereses... Todos somos conscientes de que nos presenta una realidad que vemos, que nos cuesta aceptar y que a veces lamentamos.

Han sido muchas las páginas de publicaciones y las horas de charla que ha motivado este informe que, a mi modo de ver, nos sorprende pero no nos motiva. Creo que desde el punto de vista de la Iglesia, falta un segundo trabajo: analizar las causas de esos datos que se nos dan y nos producen tristeza, tales como estos titulares de diferentes diarios nacionales: "Una cuarta parte de la juventud afirma que pasa de Dios y no le interesa el tema"; "Alejados de la religión"; "Un 25% de los jóvenes españoles 'pasa de Dios' según una encuesta".

Los datos del informe nos duelen cuando hace referencia a lejanía respecto a nosotros o a nuestras instituciones. Nos duele, también, que digan que se sienten lejanos, o que "pasan" de la Iglesia, mientras sólo achacamos el hecho a causas ajenas a nosotros: el materialismo de la sociedad, el egoísmo y hedonismo de los jóvenes... Nosotros no tenemos nada que cambiar. Son ellos los que han de hacerlo.

Y ellos, son como son, no como a nosotros nos gustaría (que no quiere decir que sean mejores). Y nosotros, o les aceptamos o no les aceptamos. O les queremos o no les queremos. O entramos en su mundo, o su mundo no entra en el nuestro. Así, como suena.

Analizar las causas de ello con sinceridad, buscando sobre todo nuestras propias responsabilidades, así como tratar de descubrir cómo a partir de sus intereses, de sus valores propios, que los tienen, podemos llegar a presentarles los valores evangélicos, es una tarea necesaria que nadie parece querer abordar.

Naturalmente no se trata de abordarlo aquí, pero quiero señalar una pista de cómo proceder, si queremos realmente que los jóvenes conozcan, valoren y vivan el evangelio, se sientan con ánimo de seguir a Jesús, e incluso vivan y se sientan en la iglesia.

Os sugiero que empleemos la pedagogía o táctica que Jesús empleaba. Primero dejarlos hablar. Que digan lo suyo y se expresen a su manera. Que noten que les escuchamos con atención e interés aunque lo que digan nos parezca equivocado. Que luego sientan que les hemos entendido y que nos ha interesado lo que nos decían. Y a partir de ahí podemos pasar a ofrecerles otros puntos de vista. A presentarles cómo se pueden ver las mismas cosas desde la óptica de Jesús de Nazaret. Y a expresarles porqué nosotros hemos optado por ello. Pero sin imponer. Solo presentar y ofrecer. Y si les interesa lo que les decimos, ya nos dirán ellos, como los discípulos de Emaús a Jesús, que nos quedemos. Y si no hemos sabido ofrecerles nada que les interese, lo mejor que podemos hacer es apartarnos discretamente, reflexionar, y esperar otra oportunidad para hacerlo mejor. Pero nunca echarles la culpa a ellos de que no les interesa nada. Lo que no les interesa es lo que les hemos dicho, o tal vez el cómo se lo hemos dicho.

Jesús entró en la web de los caminantes. Y aunque no era muy correcta, a partir de ella pudo conectar, acompañar e ilusionar. Es preciso partir de ellos. De su vida. Éste es un nuevo lenguaje. Escuchar más que predicar. Tratar de comprender más que explicar.

3. BUSCAR UNA BUENA RESOLUCIÓN

Vivir la Tutoría como oportunidad educativa.

Si algo hay clave cuando se trata de personas, y mucho más cuando se trata de acompañarlas en su crecimiento, es la relación personal. El trato de persona a persona. Los detalles humanos. Y esto se hace posible desde la tutoría.

En un colegio puede haber 800, ó 1.500 ó incluso 3.000 alumno/as. Y lógicamente no todos pueden conocer a todos. Ni dialogar con ellos. Pero sin embargo cada alumno es único. Y es él el que debe sentirse acogido y acompañado. Y eso no lo hace "el colegio edificio o institución", sino que es una persona a la que se le confía una misión:

Quiero justificar mi afirmación de que la "tutoría es una buena oportunidad educativa, humanizadora y evangelizadora". Y para ello ofrezco algunas pistas de actuación en aspectos que a mi modo de ver son realmente claves para una tutoría "en vivo y en directo".

Ofrecer momentos de reflexión, diálogo... sobre temas de interés, que les abran horizontes, les entrene en el diálogo, le anime a opinar y respetar... La acción tutorial significa acompañar a los alumnos/as en su en su aprendizaje intelectual, en su dimensión relacional, y en todo lo que configura su crecimiento como persona. Vivir así la tutoría, como oportunidad, significa también vivirla con gozo. En vivo, y en directo. Con buena resolución.

4. ACEPTAR EL ANCHO DE BANDA

La diversidad, hecha realidad en la vida misma.

"La escuela Cristiana, sólo lo será, si su primer objetivo es la integración y promoción de todos y de todas" (Pedro Coduras JP2000). La atención a la diversidad es sobre todo y en primer lugar un reconocimiento del valor de la persona por encima de otras consideraciones. Significa que aceptamos a cada uno como es y a partir de ahí tratamos de situarnos y de ofrecerle nuestra colaboración y acompañamiento.

Y como toda las cosas que realmente se quieren hacer, debe entrar en la programación, se debe vigilar que se haga y ser también motivo de evaluación, para ver si nuestras intenciones se corresponden con lo que realmente ofrecemos y lo que los alumnos y sus familias perciben. Porque aceptar la diversidad es hoy tarea nada fácil.

Nuestros centros, especialmente a partir de los conciertos, pero también por convencimiento, se han abierto a todo tipo de persona. Ya no se discrimina por el sexo, ni por la clase social, ni por la cultura, ni por la etnia ni por la religión. Y esto que en teoría tenemos asumido, sabemos que en la realidad nos cuesta aceptarlo. A veces porque ponemos las barreras adecuadas, eso sí, disimuladas, para que no lleguen a nuestros centros según que tipo de alumnos, y otras porque, una vez dentro, los soportamos pero no los aceptamos de buen grado.

No quiero insistir más en ello, ya que es un aspecto muy recalcado desde el ámbito académico y pedagógico y un compromiso público de nuestros centros. Pero lo he querido citar, porque tiene un gran componente pastoral, evangelizador. Y porque no aceptar esa realidad significa algo tan fuerte como "excluir" a los diferentes. Negar el derecho a ese "ancho de banda" humano.

Una pista me permito ofrecer: hay que gastar muchas energías en sensibilizar y mentalizar al profesorado y al equipo directivo. Si lo logramos con ellos, resultarás más fácil. Si no, será difícil.

5. OPTAR POR LOS MÁS DESCONECTADOS

Y de manera clara, sin miedo, por los menos favorecidos.

Esta si que es una opción claramente evangélica: la opción por los más débiles. Por los menos favorecidos. Y eso se concreta también en la vida del centro.

Cada vez lamentamos más que el fracaso escolar crece. Hay cantidad de chavales de nuestros centros que van quedando en las cunetas. Cierto que de autopistas. Pero cunetas al fin y al cabo. Podemos afirmar que en nuestros centros se dan también los "excluidos". Y que eso no se compagina con el evangelio.

Un centro católico estará cumpliendo mejor su Ideario y Proyecto Educativo cuanto menos permita que se den esas situaciones. Y por supuesto y podemos decir que será mayor la consonancia con el mensaje evangélico en la medida en que se cumpla aquello de la predilección por los más necesitados.

Y esto debe romper ese mito del mundo de la educación en el que un profesor se vanagloria de "tratar a todos los alumnos por igual". Esa frase, creo que más que nada un tópico, encierra en sí una injusticia. Porque no todos los alumnos son iguales y por lo tanto no todos deben recibir igual. Sino cada uno según necesite. Y la conclusión es clara: a los más necesitados, o como prefiero decir al hablar de nuestros alumnos: "a los menos favorecidos", debo darles más.

Esto es lo que significa una opción por los menos favorecidos. Y es algo que no debe ocultarse. Ningún Director debe tener miedo a que se sepa que en su centro se dedica especial atención a estos alumnos. Incluso a que se emplean más medios o que precisan mayores gastos económicos, Y todo ello con la cabeza bien alta.

Podríamos contar más de una experiencia concreta. Pero seguramente no serían transportables a nuestra escuela. Pero nosotros también debemos buscar caminos. Alguna pista de actuación la podríamos señalar en algunas actitudes concretas. Como la atención a los alumnos con dificultades y carencias. Y por supuesto unas medidas elementales para que ningún alumno pueda ser excluido por falta de medios económicos.

También podemos señalar otras actitudes que marcan el estilo del centro por ejemplo, en las admisiones. ¿Quiénes tienen más posibilidades? ¿Los más desfavorecidos o los más favorecidos?; a la hora de las celebraciones o actos organizados por el colegio: ¿no son algunos de ellos discriminatorios?; a la hora de las atenciones para con ellos o sus familias: ¿a quién se presta mayor atención y se dedica más tiempo y más sonrisas? En todo ello nos jugamos mucho.

6. VER MÁS ALLÁ DE TU TERMINAL

Una evaluación que motive al profesor y ayude a crecer al alumno

Uno de los sitios donde esta opción por los más desconectados se debe notar de manera especial es en las sesiones de evaluación. Pero no porque se cambien las calificaciones y se falsee la realidad. Sino por algo mucho más serio: la manera de hablar de aquellos alumnos/as que no alcanzan los objetivos previstos para la mayoría. En el tono y sentido de nuestras referencias a ellos. Tengo claro que no este el lugar de hablar de la evaluación. Pero sí es el lugar para decir que depende del modo como la realicemos, que se manifieste, en una de nuestras actuaciones con mayor importancia de cara a los alumnos, un talante u otro. Y desde luego la posibilidad de que engarce o no con el estilo que queremos comunicar y transmitir a nuestros alumnos

Por supuesto lo primero es desterrar las frases asesinas que seguramente hemos oído alguna vez en nuestras sesiones de evaluación. Aquellas que confunden un hecho con una persona. Aquellas que nos hacen decir de un alumno/a lo que nunca quisiéramos oír de nosotros o de ninguno de los nuestros.

Y después insistir en la manera como los profesores, una vez comprobado que hay deficiencias en un muchacho, debaten entre ellos sobre las posibles medidas correctoras que le ayuden a que pueda superar las dificultades. Porque lo importante de una evaluación, no lo olvidéis, no es juzgar lo que ha pasado, sino preparar lo que va a venir.

No juzgar desde tu terminal, no significa que lo que tú ves no sea cierto. Sino que eso que ves es sólo una parte de lo que acontece en esa persona a la que te toca "evaluar o juzgar". Pero eso sólo tiene sentido desde la persona y para la misma persona. Podemos afirmar que nuestra evaluación debe servir para avanzar y unir. No para juzgar y separar.

Que no podemos hablar de verdadera y sana evaluación si no va unida a nuevas estrategias y tentativas. Que nunca una buena evaluación acaba en juzgar. Sino en proponer caminos para mejorar. Por supuesto que no podemos dejar de pensar aquello de que "no queremos el suspenso pero sí al suspendido"

Sí, no vamos a hablar de cómo hacer la sesión de evaluación. Pero si que podemos recordar que hay ciertas exigencias a tener en cuenta si queremos que vayan en consonancia con nuestra intencionalidad educativa. Y esto forma parte del talante pastoral de la escuela.

7. APRENDER A TRABAJAR EN RED

El trabajo en equipo como exigencia educativa.

No estamos hablando de términos puramente empresariales, aunque valgan para ello. Tampoco estamos hablando de aspectos puramente religiosos. Estamos hablando de una manera de actuar que comporta una concepción del hombre y de la vida que encaja con los valores del evangelio.

No sólo podemos afirmar como dice Elena Martín que "es impensable la calidad de un profesor que no trabaja en equipo", o ratificar la tesis de que aumenta la eficacia. Sino que frente al individualismo que supone siempre una cierta una autosuficiencia, el trabajo en equipo es signo de una actitud abierta hacia los demás, de un espíritu de colaboración y un signo del compartir que es uno de los valores claves del evangelio. Y transmitirlos desde la vida, desde el ejemplo, es mucho más importante que hacerlo desde el discurso.

En la era de la informática, de Internet, de las Comunicaciones, en el mundo Globalizado en que tenemos, es importante que el claustro esté conectado a la red: a la red interna (donde podrá encontrar toda la información del centro) y a la red exterior donde podrá estar al día de las noticias de la sociedad o de las novedades educativas. Pero sobre todo es importante que "viva en red". Es decir, que cada uno sepa que sus actuaciones son parte de un conjunto. Y un conjunto que no funciona si yo voy por libre.

Pistas concretas ya las sabemos todos. El diálogo, las reuniones, las decisiones conjuntas, las acciones coordinadas etc. Pero yo señalaría una como clave. Que el Director anime un Equipo directivo que a su vez sea consciente, y ponga los medios eficaces, para trabajar en equipo.

8. USAR VERSIONES ACTUALIZADAS

Un buen educador está siempre en formación.

¿Cuantos años hace que empezaste a usar el ordenador? ¿Cuantos modelos has usado y cuantos programas has sustituido por otros más eficaces o, incluso, dentro del mismo programa cuantas versiones has utilizado? Tal vez incluso ya has cambiado de teléfono móvil en estos pocos años que llevas utilizándolo. Recuerda la tele en B/N. O las pantallas de fósforo verde. O los libros de texto donde todo era texto. O las circulares aquellas a multicopista con que castigábamos a los padres de nuestros centros, con zonas donde ni se leía y con letras y más letras amazacotadas.

Al referirme a este punto, tampoco quiero sino señalar la importancia que una actitud abierta al deseo de crecer, de mejorar nosotros mismos tiene en la tarea educativa y pastoral del centro. El que los profesores y educadores traten de reciclarse, de profundizar en sus conocimientos y de reforzar estrategias es una garantía de que se quiere ofrecer lo mejor.

Y naturalmente esta necesidad y este deseo de formarse, debe hacerse en todos los campos en los que ejercemos nuestra acción educativa. Y si no podemos descuidar los aspectos académicos o pedagógicos, no podemos tampoco dejar de hacer referencia especial a los aspectos formativos y evangelizadores.

Puesto que es tarea que nos compete a todos, también en estos campos debemos profundizar. Y por supuesto en aquellos específicos que hacen referencia al Ideario y Proyecto Educativo propio de nuestra Institución o de nuestro Centro.

Creo que todo el esfuerzo que se está haciendo de formación del profesorado, también en los aspectos de sentido es una apuesta no exenta de dificultades, pero una apuesta que merece la pena y que tiene que dar muchos frutos.

Y convéncete, el Worperfect 4.1 o el Dbase III, tienen poco que ofrecer hoy. Aunque sigan funcionando. Procura usar en tu acción educativa versiones que la hagan interesante y atractiva. No te olvides de esto último. También la presentación, lo estético, es importante a la hora de transmitir algo.

9. ELEGIR SERVIDORES ADECUADOS.

Profesores que faciliten la calidad educativa.

Seguramente todos hemos tenido algunas experiencias de lo que es tener un servidor que no da buen servicio. Por eso, en un mundo en el que hay tantas ofertas, es de elemental sentido común, elegir un servidor, que realmente responda a las necesidades objetivas y reales que necesitas.

Pues también este tema, la elección de los mediadores o servidores, es decir de los profesores y educadores del centro, lo podemos abordar desde la óptica de la acción evangelizadora contribuyendo así a la dimensión o talante pastoral de la escuela.

La selección del profesorado debe hacerse en función de unos objetivos y estrategias concretas, entre los cuales, uno de ellos, y por supuesto indispensable, es la posibilidad legal de cubrir el puesto de trabajo determinado. Pero no se agota todo en eso, ya que se trata de buscar personas al servicio de un proyecto común y sobre todo de unas personas identificadas con la misión global que todo el claustro y personal del centro asume. No sólo para impartir una determinada materia o cumplir una función específica.

Podemos afirmar que una acertada selección del profesorado y otro personal del centro forma parte de la calidad educativa y de la misma evangelización.

Y por supuesto es importante que sean personas que no sólo se identifican con el proyecto, sino que lo quieren y lo sienten como suyo. Y si, además de ello, tienen buen recuerdo de la institución, cariño a las paredes y pupitres, y se sienten a gusto rezando a la Virgen del Colegio mucho mejor. Y mejor todavía si ya han colaborado de manera eficaz y desinteresada en algunas de las actividades educativas y formativas del centro. Y estas personas pueden existir si el ambiente del centro las ha ido permitiendo, acogiendo y ayudando a crecer a lo largo del tiempo.

Hagamos mención rápida al especial esfuerzo de selección que debe hacerse con el Profesor de Religión. Lo menos que podemos pedir es que no haga desagradable la clase y pesada y carente de interés la materia. Habría mucho que hablar de ello.

10. FACILITAR OTRAS CONEXIONES.

A través de diferentes servidores, portales y direcciones.

Todos sabemos que en un centro con clara intencionalidad educadora y evangelizadora, además de los profesores, es también muy importante la presencia de un equipo amplio de educadores&endash;animadores, monitores o como queráis llamarles.

Son acompañantes que caminan con ellos, que les escuchan, les animan, les ayudan a hacerse preguntas, les proponen pistas para responderlas, les dan razones para el servicio y para la entrega, y además lo celebran con ellos. Y todo desde Jesús y su Evangelio. No sé muy bien como definirlo. Pero intuyo que es importante. Y seguro que vosotros sabréis captar lo que insinúo.

Sé que todo ello debería poder aplicarse al profesorado. Pero luego hay que ser realistas. Y aquel profesor o profesora que contratamos hace ya más de quince años, hoy ya no es igual. No tiene el mismo tiempo, ni la misma capacidad de conectar con alumnos y alumnas, ni puede ausentarse un fin de semana cada poco para caminar con ellos por la montaña, ni... Ya sabes. Han pasado años. Y nosotros antes teníamos alumnos de 1º de BUP y ahora de 3º de ESO. Pero siguen teniendo 15 años y están esa etapa en la que nos necesitan a su lado y capaces de conectar con ellos.

Y por supuesto que aquellos profesores contratados hace 15 o 30 años, no sólo se han ganado a pulso con su esfuerzo de tantos años el mantener su puesto de trabajo, sino que en muchos casos siguen cumpliendo una misión importantísima desde su experiencia y el cariño acumulado a lo largo de los años. Incluso siendo punto de referencia y de recuerdo entrañable y cariñoso para tantos alumnos que gozaron de su presencia y cercanía durante años. Pero... hay cosas que ya no se les puede pedir, o al menos exigir. No sería justo.

Sin embargo los nuevos alumnos siguen necesitando esas presencias. Sobre todo si seguimos hablando de la "escuela a tiempo completo" de la hablábamos en el Documento de Pastoral. Y aquí es donde sitúo a esas personas que no sé muy bien como definir, pero si creo intuir el rol que pueden desempeñar. Podemos llamarles educadores, monitores, o como queráis.

Son aquellos y aquellas jóvenes, que les entrenan a fútbol o voleibol; les muestran como se puede disfrutar tocando la guitarra; les coordinan en la preparación de una obra de teatro; les acompañan en su salida por las montañas; los que comparten con ellos las reflexiones de los grupos de búsqueda o profundización en la fe (con el apellido que les pongáis en cada centro); los que celebran con ellos acontecimientos concretos, a veces desde la misma experiencia de fe; los que lo mismo comparten con ellos momentos de ruido ensordecedor, de música trepidante, que la experiencia de un silencio que les ayuda a entrar dentro de sí, e incluso a acercarse a Dios.

Sí, estoy hablando de un grupo de jóvenes a los que alguien tal vez un día acompañó en su caminar y ellos han entendido que pueden hacer lo mismo. No sé dónde los vamos a encontrar. Bueno, tengo una ligera sospecha. Y os la ofrezco por si alguno quiere comprobarlo. Empezaré por decir que no los vamos a encontrar en donde no los fomentemos, donde no creamos en ellos, donde sintamos que nos pueden molestar o complicar la vida.

Sólo podremos encontrarlos donde fomentemos este estilo de vida y estemos dispuestos a compartir nuestra misión y nuestro caminar. Y por supuesto cuando sabiéndolo, aceptemos de corazón que eso puede representar exigencias e incomodidades: nuestra casa abierta; nuestros medios materiales compartidos; el aumento de algunos gastos; e incluso el reconocer y aceptar que hay cosas que ellos hacen mejor que nosotros. Sólo donde ese sea el espíritu y el estilo, podremos encontrarlos. Donde nosotros mismos los promovamos.

Pero ellos, no os olvidéis, darán mayor calidad a la educación en nuestra escuela.

11. CHATEAR CON LOS PADRES

Que se sientan cómodos en "su" colegio.

Ya sabemos que esta palabra tiene varios sentidos. Y todos valen. Y si bien no indica claramente unas actuaciones, si hace referencia a un estilo concreto de relación. En los diversos sentidos está implícito el sentido de diálogo, de cercanía. Algo que debe estar presente en la relación con los padres.

Los padres tienen derecho a que se eduque según el proyecto educativo, (por cierto: ¿lo saben?; los profesores o los directivos: ¿lo saben formular?). Tienen derecho también a participar en los asuntos relativos al desarrollo del proceso educativo de sus hijos, (aunque a veces... molestan; o sea, que... mejor que no participen). Tienen derecho a recibir información acerca del proceso educativo de sus hijos (que con frecuencia se limita a los boletines de notas).

Vale, tienen esos derechos. Pero... además de eso: ¿Los padres pueden o deben sentir el colegio como algo suyo?

Naturalmente que creemos que eso es posible. Pero eso no quiere decir que sea fácil. Y como todo lo que no es fácil en la vida, requiere dos cosas fundamentales: Voluntad, deseo de hacerlo realidad aunque sea con esfuerzo y superando las dificultades, e Imaginación para buscar los medios que nos permitan llegar a conseguir lo que deseamos.

Y por supuesto hay algunas actitudes y comportamientos que podemos considerar básicos y elementales de cara conseguir que realmente los padres se sientan atraídos por el colegio. Comparto ahora con vosotros algunas intuiciones que pueden ayudar a que se familiaricen y sientan el colegio como suyo.

Que lo conozcan

Mientras lo ven, que vean a personas que les sonríen y muestran con orgullo lo que ven, y que por supuesto que les dan datos sobre sus hijos: aquí se sienta, aquí se cayó; aquí le reñí...

Que les agrade estar allí.

Es importante acudir a ellos para pedir su opinión o colaboración Y por supuesto, es clave saber estar presentes en momentos importantes para la vida del alumno en su entorno familiar o en su dimensión humana.

12. ENSAMBLAR LOS COMPONENTES

Con el soporte de una buena programación pastoral.

No voy a contradecirme ahora señalando la importancia vital o clave del Proyecto y del Departamento de Pastoral, cuando he tratado de defender la mayor eficacia de un "talante Pastoral" que impregne toda la vida del centro. Tampoco voy a desarrollar este tema, que es una normal y justa preocupación en muchos de vuestros centros. Hay abundante bibliografía sobre ello y materiales muy buenos al respecto. También la FERE en el año 94 presentó, en continuidad con el Documento antes citado de "La Pastoral de la Escuela Católica" , un cuaderno que ofrecía como material de trabajo y que se titulaba "Pistas para la Elaboración de un Proyecto de Pastoral".

Y es cierto que creo que no debemos volver atrás y hacer recaer todo el peso de la acción evangelizadora en un Proyecto Pastoral concreto, ni en los responsables del Departamento de Pastoral.

Se trata pues de "reconfigurar el sistema", ensamblando de nuevo los componentes, de manera que hagan posible un nuevo estilo pastoral. Es decir cambiar las estructuras y sobre todo la mentalidad de cara a hacer efectiva la acción evangelizadora. Hoy ya no se puede pensar en que una persona, el "pastoralista", o los miembros del equipo pastoral sean los únicos que tienen esa función en el colegio. Incluso las actividades más explícitamente pastorales son cosa de todos. O al menos de muchos. Y desde luego, no puede entenderse, sin responsabilidad también directa del Equipo Directivo, que al menos debe conocerlas, valorarlas y apoyarlas con los medios necesarios.

Y ya sabéis que me refiero como acciones explícitamente evangelizadoras, a ese conjunto de actividades que son elemento necesario si queremos ayudar a nuestros alumnos/as a vivir la fe cristiana, los valores evangélicos y algo a lo que no podemos ni debemos renunciar: a que la vivan en consonancia y en comunión con la Iglesia de Jesucristo, aunque a veces la vean muy desfigurada. Y no olvidemos que la Centralidad de Jesucristo es clave en nuestra opción educativa y pastoral.

Todas esas actividades como Oración de la mañana o Buenos días; Celebraciones (Eucaristía, Reconciliación, Tiempos Litúrgicos); Jornadas como la Paz, Jornada del Hambre, Domund; Campañas como Navidad, Manos Unidas; una cercana y especial atención al compromiso y praxis de vida cristiana; los grupos de formación o profundización en la fe; incluso las Convivencias o encuentros en los que todos tenemos claro la necesidad de una gran imaginación ; etc.... todas ellas deben programarse y cuidarse con esmero y, por supuesto, ser evaluadas para saber que se debe mejorar para el futuro.

Esta es, pues, la labor del Equipo de Pastoral y a esto llamamos reconfigurar el sistema: animar, coordinar y potenciar a toda la comunidad educativa para que la acción evangelizadora sea entendida como responsabilidad de todos y como algo que sólo desde la actuación conjunta de todos los ámbitos educativos puede ser realidad.

Y desde luego sabiendo dos cosas: que nadie tiene asegurado el éxito y que nadie tiene la receta mágica. Ensamblar esos componentes con el talante general del centro supone un esfuerzo. Pero tal vez intentar esa nueva estructura y mentalidad, sea el paso y camino necesario para conseguir acercarnos a los objetivos que nos hemos trazado.

12+1. IMAGINACIÓN, ÁNIMO Y ALGO DE ORACIÓN

Sin ello, lo nuevo (el evangelio es nueva+buena noticia) no tiene cabida.

Soy consciente de que la ponencia no aporta mucho de novedad y desde luego nada de espectacular. Simplemente he querido aportar mi reflexión y vivencia y expresar y compartir mi fe y mi convicción en el papel humanizador y evangelizador de la educación.

He pretendido ofrecer unas pistas que cada uno y cada claustro puede aceptar y tratar de llevar a la vida o no. Pero nadie, creo, podrá negar que ellas, hechas vida, conducen a una nueva realidad de escuela que cumpla las funciones humanizadoras y evangelizadoras. Y eso merece la pena.

Estoy convencido de que para esta labor de acercar a los Niños y Jóvenes a los valores del Evangelio, para intentar que opten por seguir los pasos y el estilo de Jesús, y de manera especial para que traten de sentirse miembros de la Iglesia de Jesucristo (aunque a veces sea difícil reconocerla en nuestra Iglesia) hace falta mucha imaginación. Pero también, y para ser capaces de bregar día a día a pesar de las dificultades, de las zancadillas y de los obstáculos que desde dentro y desde fuera se ponen, hace falta una buena dosis de ánimo. Y por supuesto algo de oración en la que el contacto con Jesús seguro que nos hará más factible tener el ánimo necesario y ayudará a crecer nuestra capacidad de imaginación.

Yo quiero acabar reclamando para los que trabajan en este campo pastoral con niños, adolescentes y jóvenes, el derecho a equivocarse y a volver a intentarlo de nuevo con imaginación, incluso arriesgando.

Y quiero pediros a vosotros, que ejercéis esta misión que aunque todos tengamos el derecho a desanimaros, lo ejerzáis lo menos posible.

Y por último quiero rogaros que no ejerzáis nunca ese otro derecho que también tenéis: el derecho a abandonar.

No renunciéis a él, pero no hagáis uso de él. Y no os lo pido por Dios, sino por esas joyas, a veces sin pulir, que son los niños y jóvenes que se han confiado a vuestra misión.

Y por vosotros mismos. Porque en el fondo sabéis que esta misión de acompañar y comunicar nuestra experiencia de Jesús, no sólo puede ser útil, sino también una fuente de enorme gozo. Este no sé si es derecho o deber. Pero puede y debe ser una realidad Sólo hace falta una cosa, (nada fácil por cierto, pero que yo espero alcanzar algún día) que Jesús viva realmente en nuestro corazón y que ese corazón se encariñe con esas personas, niños, adolescentes, jóvenes o adultos, que aparecen a nuestro lado.

Y si se da eso: a gozar. Que educar; y más educar evangelizando, es una auténtica gozada. ¡A gozar más desde el lunes! Gracias a todos.

Manolo Barahona msc.

INTERVENCIONES en el debate.

P. EUGENIO VENZON: En la educación debemos tener entusiasmo, pero más en la pastoral. Es necesario un trato individual, porque no todos somos iguales. En nuestros colegios hay alumnos que no son católicos. Debemos manifestar un cariño especial por los menos favorecidos, los que más necesitan. Como agentes de pastoral siempre debemos estar capacitados, y contar con nuevos métodos e instrumentos. El aspecto sacramental, la misa, no es lo fundamental. El P. Dehon decía que saliésemos de la sacristía. Todas las personas que componen la comunidad escolar se deben sentir responsables de la educación y del ambiente escolar. La pastoral debe estar integrada en un proyecto de la Iglesia, para no ser un gueto.

- P. MANOLO BARAHONA: Resalta la conexión que debe haber con la Iglesia local.

P. JOSE LUIS MUNILLA: La dificultad es trabajar con laicos que no han llegado a identificarse con el proyecto educativo del centro: ¿cómo trabajar con estos?

Y otra cosa, ¿hasta qué punto influye el que los religiosos cambiemos de comunidad?

- P. MANOLO BARAHONA: Hay que hacer lo que se pueda. En nuestras provincias tenemos una gran riqueza de dinero pero una gran pobreza de religiosos. Hay que invertir dinero en la formación de los laicos que trabajan con nosotros. Para esto hay que usar mucha imaginación y muchos medios. A la segunda pregunta no sabe responder muy bien porque en su provincia nadie se quiere mover. no se puede negar una cierta estabilidad en los cargos, pero no es bueno perpetuar a alguien en un cargo.

P. LUIS WEBER: Subraya el aspecto de que es tan importante dar educación como dar comida. Es muy importante para los que trabajamos en el tercer mundo. La pedagogía más importante es la de Jesús: la pedagogía de Emaús. Antes de ofrecer preparación intelectual hay que pensar en la persona, que es un todo y no solo intelecto o un diploma.

- P. MANOLO BARAHONA: En los colegios del primer mundo lo que hacemos es reproducir la especie. En los colegios del tercer mundo es convertir en personas a los que no tienen nada.

P. CARLOS DA COSTA: Qué diría a los que trabajamos en universidades y escuelas públicas.

- P. MANOLO BARAHONA: Lo fundamental es el testimonio. Que si nadie quiere la tutoría, yo la coja. Que yo dedique más tiempo, que esté más disponible, que esté cercano a los alumnos. Lo importante no es dar respuestas, sino ayudar a las personas a hacerse preguntas, como hacía Jesús. Hacer lo que se pueda.