John Klingler, SCJ
writes from South Africa 
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Shortly I will leave South Africa for the States. I am thankful to have had the opportunity to minister with Bishop Joe Potocnak, SCJ. He asked me to come and help out in the diocese of De Aar for six months while one of the diocesan priests went on a sabbatical.

I share ministry with the Bishop at the Cathedral parish in De Aar and at three mission parishes in Phillipstown, Petrusville and Noopourt. I was warmly welcomed by the Bishop, priests, sisters and laity. I felt at home from the very beginning.

I especially like to celebrate the liturgies as the people are so responsive and attentive and they sing so well in perfect harmony without any musical accompaniment. The Holy Week and Easter liturgies were especially beautiful and full of exuberance and joy. At one of the mission churches during the Easter liturgy, I together with twenty of the parishioners, gathered around the altar to pray The Lord's Prayer. We held hands and sang the prayer as we danced around the altar. The steps were easy to learn and I was told that I fit in quite well.

It is not an easy mission. The diocese of De Aar is situated on the Karoo which is a vast desert. The missionaries live in isolated areas and have to drive long distances to their various missions and at times in very severe weather. In these ways it is similar to our missions in South Dakota. They live among a very poor people whose sufferings they share. They may have to learn to speak two or three new languages. Despite these difficulties, their faith in God and the love and respect they receive from the people and each other gives them a joyful spirt in their lives and ministry..

I was able to visit the SCJ novitiate house in Bethulie where there are four native African candidates. I also visited our SCJ community in Merrivale where there are five native African SCJs studying theology. They attend the Oblate Theological Seminary in Cedara which is only a few miles from their community house.

A special highlight of my stay was celebrating the Feast of the Sacred Heart at our provincial house in Aliwal North. I was asked to give a day of retreat to the SCJs the day before the feast. On the feast day, Adam Musialek, the Provincial of the Province of South Africa, all the SCJs, Bishop Fritz Lobinger of the diocese of Aliwal North and Bishop Joe Potocnak, SCJ, of the diocese of De Aar, diocesan priests, religious sisters from various congregations and laity celebrated the liturgy in the Cathedral of the Sacred Heart in Aliwal North. Afterwards we gathered for a social and brie (barbecue). It was wonderful to see many of the SCJs that I met on previous visits and the new SCJs who came here after my last visit.

I was able to visit our missions in South Africa five times previously when I served as mission secretary and provincial and when I was a general councilor in Rome. This was during the time of Apartheid. To come now and experience the Post Apartheid Period is a joy. The fear and oppression that the people experienced at that time is now replaced by a hope and respect within themselves as they work together to build a new just and peaceful nation.

I was fortunate to be here during the second democratic elections. The African National Congress, the ruling party of the first democratic government, won by a predictable landslide. Over 80% of the eligible voters cast their ballots. Although South Africa suffers from a very high crime rate, corruption in government, unemployment, an AIDS epidemic and vast poverty, the people have hope that this party will continue to work toward solving them..

This is the government party of Nelson Mandela who served for five years as the first President of the first democratic government. He did much in his efforts for reconciliation of the different races after the oppressive and cruel Apartheid era. What an inspiration he is. After serving 27 years in prison he forgives and loves his enemies and leads his people to do the same. He is now succeeded by Thabo Mbeki who was the Deputy President during his term of office.

These past months have been an enriching experience for me. I have learned more about my life and my faith, especially from the poor. I will leave South Africa with many fond memories. I ask you to join with me in prayer that the people of this beautiful country will be able to continue to work together to achieve lives full of justice, peace and unity.

Bishop Joe told me that if any SCJs would like to come and help out in the diocese for six months, a year or even more, they would be very welcome. 


John Klingler, SCJ escribe desde Africa del Sur

Dentro de poco dejaré Africa del Sur para ir a los Estados Unidos. Estoy agradecido de haber tenido la oportunidad de ejercer el ministerio con el señor Obispo Joe Potocnak, SCJ. Él me pidió venir y ayudar en la diócesis de Aar durante seis meses mientras uno de los sacerdotes diocesanos disfrutaba de su año sabático.

Yo comparto ministerio con el Obispo en la parroquia Catedralicia en De Aar y a tres parroquias de la misión en Phillipstown, Petrusville y Noopourt. Recibí una calurosa bienvenida por el Obispo, sacerdotes, hermanas y los laicos todos. Yo me sentí en casa desde el principio.

Me gusta sobre todo celebrar las liturgias porque las personas son tan sensibles y atentas y ellos cantan tan bien en armonía perfecta sin ningún acompañamiento musical. La Semana Santa y liturgia de Pascua fueron especialmente bonitas y llenas de exuberancia y alegría. A uno de las iglesias de la misión durante la liturgia de Pascua, yo, junto con veinte de los parroquianos, nos reunimos alrededor del altar para orar el Padre Nuestro. Nosotros agarramos las manos y cantamos la oración mientras bailábamos alrededor del altar. Los pasos eran fáciles aprender y me dijeron que los hacía bastante bien.

No es una misión fácil. La diócesis de De Aar está situada en el Karoo que es un inmenso desierto. Los misioneros viven en áreas aisladas y tienen que manejar largas distancias hacia los varios centros misionales y a veces en temperatura muy severa. De esta manera es similar a nuestras misiones en Dakota Sur. Ellos viven entre personas muy pobres cuyos sufrimientos ellos comparten. Ellos tienen que aprender a hablar dos o tres nuevos idiomas. A pesar de estas dificultades, su fe en Dios y el amor y respeto mutuo que ellos reciben de las personas y le dan un espíritu jubiloso en sus vidas y ministerio.

Pude visitar la casa del noviciado SCJ en Betulia donde hay cuatro candidatos africanos nativos. También visité nuestra comunidad SCJ en Merrivale donde hay que cinco africanos SCJ's nativos que están estudiando teología. Ellos asisten al Seminario Teológico Oblato en Cedara que está sólo unas pocas millas de su casa de la comunidad.

Un especial momento culminante de mi estancia fue la celebración de la Fiesta del Sagrado Corazón en nuestra casa provincial de Aliwal del Norte. Me pidieron que le diera un día de retiro a los SCJs el día antes de la fiesta. En el día de la fiesta, Adán Musialek, Provincial de Africa del Sur, todos los SCJs, el Obispo Fritz Lobinger de la diócesis de Aliwal del Norte y el Obispo Joe Potocnak, SCJ de la diócesis de De Aar, los sacerdotes diocesanos, las hermanas religiosas de varias congregaciones y los laicos celebraron la liturgia en la Catedral del Sagrado Corazón en Aliwal del Norte. Después nos reunimos para un compartir (barbacoa). Era maravilloso ver muchos SCJs que me encontré en las visitas anteriores y los nuevos SCJs que vinieron aquí después de mi última visita.

Yo pude visitar nuestras misiones previamente en Africa del Sur cinco veces cuando yo serví como secretario de la misión y provincial y cuando fui consejero general en Roma. Esto fue durante el tiempo del "Apartheid". Venir ahora y experimentar el Periodo de post-Apartheid es una alegría. El miedo y la opresión que las personas experimentaron en ese momento son reemplazados ahora por una esperanza y respeto dentro de ellos mientras trabajan para construir juntos una nueva, justa y pacífica nación.

Fui afortunado al estar aquí durante las segundas elecciones democráticas. El Congreso Nacional africano, el partido gobernante del primer gobierno democrático, ganaron con una victoria anunciada. Más de 80% de los votos elegibles fueron válidos. Aunque Africa del Sur padece una proporción de crimen muy alta, corrupción en el gobierno, desempleo, la epidemia del SIDA y inmensa pobreza, el pueblo tiene la esperanza de que este partido continuará trabajando para resolver los problemas.

Ésta es el partido gubernamental de Nelson Mandela que sirvió durante cinco años como el primer Presidente del primer gobierno democrático. Él hizo mucho en sus esfuerzos para la reconciliación de las diferentes razas después de la era del Apartheid considerada opresiva y cruel. Mandela es una inspiración. Después de estar 27 años en prisión él perdona y ama a sus enemigos e invita a su gente para hacer lo mismo. Le sucede en el poder el Sr. Thabo Mbeki que era el Presidente de la cámara de Diputados durante su mandato.

Estos últimos meses han sido de una experiencia enriquecedora para mí. He aprendido más sobre mi vida y mi fe, sobre todo de los pobres. Dejaré Africa del Sur cargado de recuerdos. Te invito a que te unas conmigo en oración para que las personas de este hermoso país puedan continuar trabajando juntos para lograr que sus vidas estén llenas de justicia, paz y unidad.

Obispo Joe me dijo que si cualquier SCJ gustaría venir y ayudar en la diócesis durante seis meses, un año o más, serían muy bienvenidos.



 
JOHN KINGLER, SCJ SCRIVE DAL SUDAFRICA
 

Tra poco lascerò il Sudafrica per tornare negli Stati Uniti. Sono riconoscente per aver potuto svolgere il mio ministero con il vescovo SCJ Joe Potocnak. Mi aveva chiesto di andare ad aiutarlo nella diocesi di De Aar per sei mesi in sostituzione di un prete diocesano che faceva un anno sabbatico.

Ho svolto il ministero con il vescovo nella parrocchia della cattedrale e in tre parrocchie di missione a Phillipstown, Petrusville e Noopourt. Sono stato accolto calorosamente dal vescovo, dai preti, dalle religiose e dai laici. Mi sono sentito come a casa fin dal primo momento.

Mi piaceva soprattutto celebrare le funzioni religiose perché la gente era attenta e partecipe e cantavano molto bene, in perfetta armonia, anche senza l'accompagnamento di strumenti musicali. La Settimana Santa e la liturgia di Pasqua sono state particolarmente belle e piene di entusiasmo e di gioia. In una delle chiese di missione, durante la liturgia pasquale, io e una ventina di fedeli abbiamo cantato insieme la Preghiera del Signore stretti attorno all'altare. Abbiamo alzato le mani e cantato la preghiera mentre danzavamo intorno all'altare. I passi di danza erano abbastanza facili e mi hanno detto che me la sono cavata bene.

Non è una missione facile. La diocesi di De Aar è situata nel Karoo che è un vasto deserto. I missionari vivono in zone isolate e devono fare lunghe distanze per raggiungere le varie missioni e spesso con un tempo terribile. Per questi spetti assomigliano alle missioni del Sud Dakota. I missionari vivono in mezzo a gente molto povera di cui condividono le sofferenze. Devono imparare due o tre lingue nuove. Nonostante queste difficoltà, la loro fede in Dio, l'amore e il rispetto da cui sono circondati dalla gente e tra di loro, riempie di gioia la loro vita e il loro ministero.

Ho potuto visitare il noviziato SCJ di Bethulia dove si trovano quattro candidati sudafricani. Sono stato anche nella comunità SCJ di Merrivale dove studiano teologia cinque candidati sudafricani.

Essi frequentano il seminario teologico degli Oblati di Cedara che si trova a poche miglia dal nostro seminario.

Un'occasione speciale è stata la celebrazione della Festa del S. Cuore nella nostra casa provinciale di Aliwal North. Mi hanno chiesto di predicare un ritiro agli SCJ prima della festa. Il giorno della festa, Adam Musialek, il Provinciale della Provincia AM, tutti i religiosi, il vescovo della diocesi di Aliwal North, Fritz Lobinger, il vescovo SCJ di De Aar, Joe Potocnak, i preti diocesani, le religiose di varie congregazioni e i laici si sono riuniti per celebrare la liturgia nella Cattedrale del S. Cuore di Aliwal North. Dopo la funzione ci siamo ritrovati per un momento di festa (barbecue). È stato bello ritrovare gli SCJ che avevo incontrato nelle precedenti visite e i nuovi SCJ venuti dopo.

Ho potuto visitare le nostre missioni del Sud Africa per cinque volte, nei miei incarichi di segretario delle missioni, di provinciale e di consigliere generale a Roma. È stato nel tempo della "apartheid".

Venire ora e esperimentare il tempo del dopo-apartheid è stata una vera gioia. La paura e l'oppressione che il popolo soffriva allora si sono tramutate nella speranza e nel rispetto reciproco. Essi lavorano insieme per costruire una nazione nuova e pacifica.

Sono stato fortunato nell'essere qui durante le seconde elezioni democratiche. Il Congresso Nazionale Africano, il partito del primo governo democratico, ha vinto con una grande prevedibile maggioranza. Ha ottenuto più dell'80% dei suffragi. Anche se il Sudafrica soffre per un alto tasso di criminalità, di corruzione negli uffici pubblici, di Aids e di una grande povertà, la gente ha speranza che questo partito continui a lavorare unito per risolvere questi problemi.

Questo partito di governo è quello di Nelson Mandela che ha servito per 5 anni come primo Presidente del primo governo democratico. Ha fatto molto per la riconciliazione delle diverse razze dopo l'epoca dell'oppressiva e crudele apartheid. È stato un vero punto di riferimento. Dopo aver passato 27 anni in prigione, ha perdonato e amato i suoi nemici e ha guidato il suo popolo a fare lo stesso. Ora gli è succeduto Thabo Mbeki che era Presidente dei Deputati durante il suo governo.

Questi mesi sono stato molto arricchenti per me. Ho imparato di più sulla mia vita e la mia fede, specialmente da parte dei poveri. Lascio il Sudafrica con molti meravigliosi ricordi. Vi chiedo di unirvi a me nell'auspicio e nella preghiera perché il popolo di questo bel Paese possa continuare a lavorare insieme per una nuova esistenza piena di giustizia, di pace e di unità.

Il vescovo Joe mi ha detto che chiunque degli SCJ voglia andare ad aiutare nella sua diocesi per sei mesi, un anno e anche di più, sarà sempre molto benvenuto.