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P. Egidio Driedonkx SCJ

  

EL ORATORIO DIOCESANO

DE SOISSONS

Commissione Generale pro Beatificazione di p. Dehon

Curia Generale SCJ

Roma - 2004

EL ORATORIO DIOCESANO DE SOISSONS FUNDADO POR EL P. DEHON EN 1874

  

Esta aportación trata en primer lugar de la Asociación de Santa Catalina de Siena fundada en 1867 por el P. Dehon junto con otros seminaristas del Seminario francés, Santa Clara, en Roma.

La considera como el preludio del Oratorio diocesano de Soissons, fundado por el P. Dehon en 1874, de que habla en la segunda parte.

Se basa mayormente en documentos muy concretos:

- el reglamento de la Asociación Santa Catalina de Siena;

- las Memorias del P. Dehon;

- las actas de las asambleas generales del Oratorio diocesano de Soissons, 1874-1877.

Hasta ahora poco se ha escrito sobre este tema. Ojalá que este opúsculo pueda llenar, al menos en parte, este vacío.

El P. Dehon siempre estaba preocupado por la santidad sacerdotal propia y la de sus colegas. Ya siendo seminarista en el Seminario francés, Santa Clara, en Roma, tenía esta inquietud. Por eso en 1867, junto con otros estudiantes, formó la Asociación de Santa Catalina de Siena, que podemos considerar como el preludio del oratorio diocesano que fundará en la diócesis de Soissons en 1874.

Anota el P. Dehon en sus Memorias:

„La Obra de Santa Catalina de Siena.

Muchos de nosotros habían participado en las obras de París: patronatos y conferencias de San Vicente de Paúl. Nos costaba no hacer nada para los niños pobres. Habíamos organizado una pequeña obra de catecismo. Me hicieron presidente. Nos reunimos todas las semanas para hablar un poco sobre la piedad y cada día en la hora del recreo hacíamos catecismo a algunos niños pobres, que nos enviaba el Párroco de Minerva (Santa María sopra Minerva). Después hicimos concursos, fiestas y dimos algunos premios.

La pequeña Asociación fue puesta bajo la protección de Santa Catalina de Siena, uno de los patronos de Roma. Todavía existe. Quedó como un ejercicio de apostolado para los queridos alumnos de Santa Clara. Dijimos cada día una pequeña oración por el Papa y por la pequeña Asociación. La digo todavía fielmente. Los primeros asociados fueron nuestros excelentes condiscípulos: Perreau, Dugas, Le Talec, de Bretenières, Gilbert, Guilhen y Bernard ” (NHV V, 107-108).

La iglesia de Santa María sopra Minerva queda muy cerca del Seminario francés en Roma. En esta iglesia se conserva el cuerpo de Santa Catalina de Siena. Por eso a lo mejor se puso la pequeña Asociación, fundada en 1867, bajo su protección. El P. Dehon estaba en su segundo año de estudios y ya había recibido las órdenes menores.

Como dice el P. Dehon en sus Memorias, muchos de los seminaristas se habían ya conocido antes siendo estudiantes en París. Ya había crecido cierta amistad entre algunos. Esta amistad aumentó más todavía durante los estudios en Roma. El reglamento de la Asociación los ayudó también mucho en esto, como veremos más adelante.

Que la amistad, especialmente entre los primeros asociados, realmente era muy grande, muestra la gran correspondencia que había entre ellos, también una vez terminados sus estudios en Roma, como se puede ver en nuestros archivos (B. 17/6).

Contrariamente a lo que a veces se piensa, la Asociación de Santa Catalina, como dice el P. Dehon, tenía un doble fin: espiritual y apostólico. No fue solamente un grupo de clérigos que hacía catecismo a unos niños pobres. Cada semana los asociados tenían una reunión espiritual entre ellos.

Vemos también como los estudios y todo el ambiente espiritual en Roma le habían dado al P. Dehon un gran respeto por la autoridad del Papa. Rezaba todos los días por sus intenciones.

Interesante es que seguía haciendo todos los días estas oraciones de la Asociación, por lo menos hasta que escribió sus Memorias.

Felizmente conservamos en nuestros archivos en Roma el reglamento de esta Asociación, escrito de la mano del mismo P. Dehon. Dice textualmente:

A.M.D.G. +

J.M.J.

1868

„Societas nostra sit cum Padre et cum Filio ejus Jesu Christo” (I Juan, 1.3).

„Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros como yo os he amado, así también amaos mutuamente. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis caridad unos por otros” (Juan XIII, 34-35).

„Que todos sean uno, como tú, Padre, estás en mi y yo en ti, para que también ellos sean uno en nosotros…para que el amor con que tu me has amado esté en ellos y yo en ellos” (Juan XVII, 21-26).

Porque el segundo mandamiento de la ley, el amor del prójimo, se dirige especialmente al clero, (en esto conocerán todos que sois mis discípulos), y su cumplimiento puede ser admirablemente ayudado por la unión de los corazones en la oración, algunos alumnos del Seminario francés en Roma han decidido asociarse con este fin bajo las condiciones siguientes:

1º.- Esta Asociación tiene como fin preciso desarrollar en todos sus miembros el espíritu de caridad y de unión fraterna, que debe reinar entre todos los clérigos.

Este espíritu debe seguirlos en todas partes, en el seminario, durante las vacaciones, más tarde sobre todo en el ambiente del trabajo del apostolado.

2º.- Pueden entrar en esta Asociación todos los que delante del Señor están firmemente decididos de adoptar su espíritu, haciendo de él la regla constante e invariable de su conducta.

3º.- Una sola cosa se exige a cada asociado:

Cada mes, en un día que será fijado una vez para siempre, debe renovarse en el espíritu de esta Asociación. Debe ofrecer con este fin todas las acciones de esta jornada a Jesús y María y pedirles ardientemente de hacer reinar una perfecta unión entre los miembros del clero.

Debe examinarse seriamente y hacerse la pregunta, si no tiene algunas faltas, hasta de omisión o de simple negligencia, y reprocharse de esto.

Debe sobre todo pensar en los medios prácticos de corregirse de estas faltas y de avanzar en este espíritu.

Hará por esta intención la santa comunión. Si no la puede hacer, hará la comunión espiritual y la reemplazará con la próxima comunión sacramental.

Si es sacerdote, agregará esta intención a la que ya tiene en el Santo Sacrificio.

La oración de este día debe ser también orientada hacia este fin. El contenido podría ser inspirado por los textos citados en el reglamento, desarrollados por el contexto.

4º.- Los medios prácticos a elegir dependen de las circunstancias, la determinación se deja a cada uno de los asociados.

Durante el tiempo de los estudios en el seminario las resoluciones deben relacionarse principalmente con estos tres puntos claves: el buen ejemplo de la regularidad, una buena conversación, la ayuda al prójimo, sobre todo por la oración.

Para la conversación se puede seguir estos consejos del venerable P. Liberman:

„Hay que ser abierto, simple y afable con todos; es posible avanzar con el olvido de sí mismo, la moderación y la paz delante de Dios. Estos tres puntos serán en usted el fundamento de esta gran libertad interior, que supone siempre un gran crecimiento en la perfección…Que la paz, la amabilidad, y la santa alegría, que deben estar en su corazón, se reflejen en su actitud, en sus palabras y en sus acciones”.

5º.- Si un asociado se olvida de estas prácticas en el día fijado, tomará otro día, manteniéndose siempre a un medio determinado, que manifiesta a Nuestro Señor su amor, imitando su divina caridad; una vez elegido este medio, se meterá a la obra con ardor y confianza: „Todo puedo en Él que me conforta”.

6º.- Se pide a cada asociado copiar este reglamento para conservarlo y meditarlo al menos una vez al mes en el día fijado.

„Hijitos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de obra y de verdad” (I Juan, 3,18).

„Carísimos, amémonos unos a otros, porque la caridad procede de Dios y todo el que ama, es nacido de Dios, y a Dios conoce.

Carísimos, si de esta manera nos amó Dios, debemos amarnos unos a otros” (I Juan, 4, 7-11).

El P. Dehon unos años después puso al margen: Piadosa Asociación entre seminaristas.

Y al final: Laus Deo (B. 3/17, inventario 13.27).

Como el texto de este reglamento es de 1868 y la Asociación fue fundada en 1867 debe ser el resultado de algunos meses de elaboración, que seguramente se hizo bajo la presidencia del P. Dehon.

Lo que llama la atención es que no habla ni del apostolado ni de oraciones propias, que deben rezar todos los días los asociados.

Interesantes son los textos bíblicos al inicio y al fin del documento, todos del Apóstol San Juan, uno de los autores preferidos del P. Dehon. También es este a lo mejor el primer documento elaborado por el P. Dehon que tenemos en nuestros archivos y que habla del „Sint Unum”.

El „Sint Unum”, o sea, el espíritu de caridad y de unión fraterna entre el clero, es la gran finalidad de la Asociación.

A cada uno de los integrantes se exige elegir un día al mes para hacer un profundo examen de conciencia sobre esta obligación de unión y caridad fraternas. Es como el centro del reglamento. Este día cada uno debe renovarse en este espíritu.

Vemos también la influencia del P. Freyd, Rector del Seminario y discípulo del P. Liberman. La regularidad en la vivencia de la regla, la paz interior, la alegría y el optimismo, la amabilidad, la apertura al otro, la simplicidad serán las características de la personalidad del P. Dehon y las recomendará después en su Directorio espiritual.

 

„Quería hacer algo para el clero, para su santificación, es el mejor de los apostolados.

Recibía la pequeña revista del Abate Lebeurier: „Los Estudios eclesiásticos”, sobre los deberes del sacerdocio y del ministerio pastoral”; decidí fundar una Asociación según el modelo de las que el Abate Lebeurier había ya comenzado en diferentes diócesis.

Hablé con mi amigo el Abate Petit, párroco de Buironfosse. Pensábamos que sería bueno tener un dignatario del clero para presidir la Asociación y tuvimos pronto el consentimiento del Abate Frion, decano de Neuilly.

Las preparaciones duraban algunos meses. En el mes de julio estuvimos en condiciones de organizar la Asociación en un retiro especial hecho en la casa de los P. Jesuitas del tercer año en San Vicente de Laon. El P. Dorr nos dio el retiro.

Comenzamos las reuniones el 28 de julio. Fuimos seis sacerdotes: el Abate Frion, decano de Neuilly; el Abate Petit, párroco de Buironfosse, el Abate Legrain, párroco de Gandelu; el Abate Déjardin, párroco de Mont-Notre-Dame; el abate Petit, párroco de Montigny;y yo. Leímos la Bula Apostólica de Pío IX y la carta pastoral de Mons. Simor sobre el clero secular viviendo en comunidad. Adoptamos la Vida de Holzhauser como guía y la revista del Abate Lebeurier como órgano de nuestra Asociación. Mons. Dours nos envió sus felicitaciones. Adaptamos la regla de Holzhauser, con la esperanza de tener más tarde en la diócesis un centro de vida comunitaria. El Abate Frion fue elegido presidente, el Abate Petit asistente y yo secretario.

Los miembros presentes pronunciaron la fórmula siguiente:

„Para la mayor gloria de Dios, la salvación de mi alma y las de mis hermanos, yo… hago por un año la promesa de estabilidad en el Oratorio de Soissons, de dedicación a este Instituto y de fidelidad a sus reglas”.

Comenzamos desde ahora enviar regularmente todos los meses el informe del estado de nuestra conciencia a nuestro presidente, el Abate Frion.

El Oratorio comenzó a desarrollarse. Fuera de las seis personas ya citadas entraron poco a poco:

Leleu, vicario en San Quintín; Luzurier, párroco de Andigny; Rasset, párroco de Clamecy; Marchal, profesor en St-Léger; Caron, decano de Coucy; Lemaire, vicario de Guise; Dufour, vicario de Chauny; Brochard, de San Quintín; Houppeaux, párroco de Luzoir; Dufour, párroco de Cuisy; Jovenay, vicario de Château-Thiery; Hecq, vicario de Crécy.

Las reuniones de los años siguientes tenían que hacerse en el Seminario Mayor de Soissons durante los retiros pastorales.

El Oratorio hizo ciertamente un bien muy grande manteniendo a un cierto número de sacerdotes en la fidelidad a su reglamento cotidiano„ (NHV X, 174-177).

El P. Dehon, para la fundación del Oratorio, a lo mejor se dejó inspirar por una carta que recibió de su amigo, ex compañero de Santa Clara y seguramente miembro de la Asociación de Santa Catalina, el Abate Poiblanc. Antes de fundar el Patronato también le había pedido sus consejos. El Abate Poiblanc había fundado un Oratorio en Semur, donde era vicario y lo había comunicado al P. Dehon. El 8 de octubre de 1873 le agradece al P. Dehon las felicitaciones recibidas. Le escribe que el Oratorio es „una obra difícil, pero la obra de las obras, pues si los sacerdotes se santifican por medio de este Instituto, será bendecido su ministerio”. Le recomienda también leer „La Vida de Holzhauser”, escrita por el Abate Gaduel (B. 17/6.37).

„La intención de querer hacer algo por el clero”, como dice el P. Dehon, debe haberlo influido después también en la finalidades de su Congregación: la reparación sacerdotal por y para los sacerdotes.

El Abate Lebeurier era en este momento el encargado de los Oratorios diocesanos en Francia.

El Abate Petit era un gran amigo del P. Dehon. Su parroquia de Buironfosse quedaba cerca de La Capelle. Era también amigo de la familia Dehon. Interesante es lo que el P. Dehon escribe sobre él en sus Memorias:

„Es un buen co-hermano. Recibía siempre con bondad a los sacerdotes que lo visitaban. ¡Cuántos no consoló, ayudó y sacó de un mal paso!. Discernía a los niños con vocación sacerdotal. Dio a la diócesis más de 20 sacerdotes. En todas partes donde estuvo construyó iglesias” (NHV IX,73).

Era necesario tener el permiso del Obispo. Por eso el P. Dehon escribió a Mons. Dours, Obispo de Soissons. El 30 de marzo de 1874 el Vicario General y hermano del Obispo, Mons. Dours le contestó que él mismo se ocuparía de esto y que pronto le enviaría la respuesta (B. 21/3).

El 26 de mayo de 1874 el P. Dehon escribió al P. Freyd:

„La pequeña Asociación sacerdotal de que le he hablado me parece afirmarse y hacer bien en la diócesis. Pero no será muy viva hasta que tenga un centro de vida comunitaria donde los miembros aislados de vez en cuando puedan recuperarse. Ya somos 8 ó 9 con un excelente decano como superior” (B. 36/2).

Se trata aquí de los primeros intentos, la fundación oficial se hizo el 28 de julio de 1874.

Bartolomé Holzhauser (1613-1658) fue el fundador del Instituto de los „Clérigos seculares viviendo en comunidad”, llamados „Bartolomitos”.

El Instituto tuvo su auge a fines del siglo XVII. Después desapareció. En la mitad del siglo XIX se hicieron varios intentos de levantarlo de nuevo.

Es significativo que desde el comienzo oficial los miembros del Oratorio comienzan a enviar mensualmente un informe del estado de su vida espiritual al presidente del grupo. Esto nos hace recordar la obligación de los miembros de la Asociación de Santa Catalina de escoger un día al mes para renovarse en el espíritu de unión y caridad fraternas.

El Abate Eugenio Francisco Leleu era ya vicario en San Quintín cuando llegó el P. Dehon. Tenía un carácter un poco rígido, pero con virtudes bien sólidas. Encargado de la Orden Tercera comenzó a ser el director espiritual de las almas piadosas. Era muy mortificado en su vida personal. En septiembre de 1889 fue nombrado primer vicario y en octubre de 1890 canónigo de Soissons (NHV IX,78).

El Abate Rasset iba a ser el primer postulante y el primer seguidor del P. Dehon en su Congregación.

El Abate Brochard „a fines de 1875 fue dado por el Obispo al P. Dehon como ayudante en el Patronato”, especialmente en el Hogar de familia o el orfelinato (NHV XI,155; XI,164). Aunque el P. Dehon lo nombra en la lista de los asociados, no figura en las actas de esta Asociación de 1874-1877, como veremos más adelante. A lo mejor porque no hizo todavía „su promesa de estabilidad”.

Por otro lado figura en otra lista de los asociados, escrita en una hoja suelta, que conservamos en nuestros archivos, a continuación del Abate Dufour, que hizo su promesa de estabilidad en 1876 (B. 32/3.1).

La mayoría de los integrantes eran sacerdotes jóvenes, unos 20 sobre un total de 500 con que contaba la diócesis, en cuya organización poco podían influir todavía. Pero el P. Dehon parece estar contento de la labor realizada.

Conservamos en nuestros archivos el libro de actas de las reuniones generales anuales y del consejo de 1874-1877. Aunque el P. Dehon fue secretario del Oratorio, estas actas no tienen su propia escritura. Solamente una u otra palabra que corrige o aclara el texto escrito es de su mano. Puede ser que una vez fundada su Congregación y no perteneciendo ya al Oratorio, haya dejado el libro oficial de actas con el nuevo secretario y que antes de entregarlo lo hizo copiar. Por otro lado no participó en las reuniones generales de 1876 y solamente en la última sesión de 1877.

El 28 de julio de 1874, el primer día de las reuniones generales del Oratorio y del retiro pastoral, hubo dos sesiones, una a las 8 de la mañana y otra a las 2 de la tarde.

A la primera sesión asistieron los sacerdotes Frion, Legrain, Déjardin, Eduardo Petit y Dehon. El Abate Cirilo Petit de Buironfosse no podía asistir en la mañana y se incorporó en la sesión de la tarde. El Abate Leleu se vio obligado quedarse en la parroquia a causa de funciones de su ministerio pastoral. Se habían invitado también a algunos otros sacerdotes que no estaban asociados todavía al Oratorio, pero se excusaron a causa de su ministerio pastoral, enfermedad, o simplemente no respondieron. Fueron los Abates Poindron, párroco de St. Gobain; Tellier, párroco de Savy; Cardon, párroco de Lesquielles St. Germain; Marchal, profesor del Seminario de St. Léger.

El Abate Frion comenzó la sesión dando lectura de la carta pastoral de Mons. Simor, Obispo de Gran, al clero de su diócesis, recomendando el Instituto de los clérigos seculares viviendo en comunidad. En esta carta se encontró copiada la Breve del Papa Pío IX, quien alababa y bendecía los Institutos de esta genere.

Después de esta lectura los presentes prometieron trabajar, en cuanto fuera posible, por la organización del Instituto en la diócesis de Soissons.

Como esta carta explicaba bien las ventajas y el fin del Instituto, se decidió que el Abate Frion dejara llegar algunos ejemplares y también de la carta similar de Mons. Dupanloup, para ofrecerlos después a los sacerdotes a quienes se quería proponer entrar al Oratorio.

A continuación el Abate Frion recomendó a los asociados proveerse del libro „La Vida del Venerable Holzhauser”, que tenía que ser como su „Vademécum”, y les aconsejaba fuertemente suscribirse a „Estudios eclesiásticos”, revista publicada en Orleáns y que era el órgano de asociaciones similares.

Se comprometió tomar contacto con el Abate Lebeurier, superior del Seminario de La Chapelle St. Mesmin y Superior general de los Oratorios diocesanos en Francia.

Las reuniones siguientes tratarían de las constituciones del Oratorio, de la aplicación total o parcial del reglamento de Orleáns y de los trámites para preparar la creación de un centro de vida comunitaria.

En la segunda sesión de la tarde el Abate Frion en primer lugar les comunicó las palabras de felicitación recibidas del Rector del Seminario, quien le repitió también la simpatía del Obispo y del Vicario General por la nueva Asociación naciente.

La conversación se entabló después sobre el proyecto de la creación de un centro de vida comunitaria. Algunos asociados tuvieron el temor de que se apurara demasiado su realización y observaron que, según su gusto y sus aptitudes, pensaban más bien ser llamados a la vida aislada que a la vida comunitaria.

El Abate Frion los tranquilizó haciéndoles señalar que el reglamento del Oratorio no tiende a retirar a sus miembros de los trabajos que les gustan y por los que tienen capacidad; además su traslado quedaría completamente subordinado a la voluntad del Obispo.

Agregó que el deseo común de una casa madre podría sin embargo realizarse pronto, si varios sacerdotes viviendo ya en comunidad, por ejemplo el Superior y algunos profesores del Seminario de Liesse, pidieran ser admitidos en el Oratorio.

En cuanto a la creación de una casa de misioneros, solamente se podría pensar en ella, cuando su futuro temporal estuviera asegurado y si la Asociación tuviera miembros que se sintieran llamados a esta clase de ministerio.

El Abate Frion confirmó estas explicaciones con la lectura de un capítulo del libro de la vida de Holzhauser, que se refiere a este punto y que se intitula: „Ventajas de las comunidades del clero secular y los medios de establecerlas”.

A continuación se comenzó con la lectura y la discusión del reglamento del Oratorio de Orleáns, para ver la necesidad de modificarlo para la diócesis. El primer capítulo y los primeros siete artículos del segundo fueron aprobados enteramente.

La tercera sesión tuvo lugar el día siguiente, el 29 de julio, a las 8 de la mañana.

Estaban presentes las mismas personas del día anterior. Se excusó por escrito solamente el párroco de Buironfosse, pero dio todo su poder para organizar el Oratorio y expresó su opinión sobre algunos artículos del reglamento. Pensó también que sería bueno tomar contacto con el Abate Godet, Superior del Seminario de Liesse, para exponerle las ventajas del Oratorio y para hablar con él sobre el proyecto de crear el centro comunitario en Liesse.

La proposición fue aceptada por todos los presentes y se decidió aprovechar la primera oportunidad favorable de hablar con el Abate Godet.

El párroco de Buironfosse habló también en su carta de la casa de St. Charles de Chauny. Pero se pensó que la situación financiera de esta casa y el poco futuro que ofrecía, eran razones suficientes para que el Oratorio no buscara establecerse allí.

Después se continuó con la revisión de los artículos del reglamento. El artículo 8 del segundo capítulo, que podría espantar a los aspirantes, sería completado con la nota siguiente: „Es decir que el aspirante tendrá la obligación de comunicar al superior del Oratorio o a su delegado ,durante la reunión anual o la visita regular, el registro en que están anotados los gastos y los ingresos de sus rentas eclesiásticas”.

En cuanto a la directiva, se decidió que el consejo este año no tendrá más que tres miembros que serán elegidos solamente por un año.

Las elecciones tendrían lugar en la próxima sesión. El primer elegido será el superior. El segundo será el asistente, que tendrá al mismo tiempo las funciones de secretario y de tesorero según lo que será decidido en la tarde. El tercero tendrá la de estas dos funciones que no será dada al asistente.

En cuanto a la correspondencia con el Superior se decidió que cada uno de los miembros del Oratorio le envíe su informe mensual y que agregue una estampilla para devolvérselo.

Los otros artículos del reglamento hasta el capítulo tres fueron aprobados sin observaciones.

En la sesión de la tarde después de la oración y la lectura de las actas de la sesión de la mañana comenzaron las elecciones. El Abate Frion recordó que también los miembros ausentes Petit y Leleu eran elegibles. En el primer escrutinio el Abate Frion fue elegido superior con 4 votos contra un voto para el Abate Petit. Después el Abate Cirilo Petit fue elegido asistente con unanimidad de votos. Tendría al mismo tiempo durante el año el cargo de tesorero. El Abate Dehon fue elegido secretario con 4 votos contra un voto a favor del Abate Legrain.

A continuación el Superior del Oratorio comunicó la opinión del Rector del Seminario sobre el reglamento aprobado. Lo encontró tan completo y tan bueno que les aconsejó no modificarlo en nada. Se aprobó esta opinión, reservándose el derecho de aplicar el reglamento a la situación actual del Oratorio. Después se siguió leyendo el reglamento hasta el título: ”Sobre los miembros viviendo en comunidad„. Algunas dificultades que surgieron fueron superadas con algunas explicaciones verbales.

En cuanto al artículo 8, refiriéndose a los estudios, el Abate Frion invitó a los miembros del Oratorio a conseguir un permiso del Índice para evitar faltas materiales u obstáculos cuando sean consultados sobre el valor de una obra.

El 30 de julio a las 8 de la mañana, comenzando la quinta sesión, el superior comunicó la proposición que el Rector del Seminario le había hecho de hablar sobre el Oratorio a algunos buenos sacerdotes durante el retiro del mes de agosto. La proposición fue aceptada por todos, sin embargo bajo la condición de que se tomaría en cuenta la situación actual del Oratorio, que todavía estaba en su período secreto de formación. Por eso el Superior se entenderá con el Rector, para que la creación del Oratorio solamente fuera comunicada a sacerdotes discretos y capaces de hacer un honor a la Asociación en el caso de que entraran.

El Rector estaría también dispuesto a ensalzar las ventajas del Oratorio, si llegare el caso, al Abate Godet.

Después se encargó al secretario redactar algunas fórmulas de promesa de estabilidad en el Oratorio. Éste dio lecturas a algunas cartas, del Abate Lebeurier, Superior del Oratorio de Orleáns, y de un miembro del Oratorio de Dijon. Estas cartas estaban llenas de felicitaciones y apoyo. El secretario también fue encargado de dar cuenta al Abate Lebeurier de los trabajos realizados en las reuniones y de hacer llegar reglamentos, folletos y cartas pastorales de Mons. Simor para propagar la Asociación.

Luego se continuó con la lectura del reglamento, dejando de lado el título referente a los miembros viviendo en comunidad, por no ser del caso todavía.

El párrafo que se refería a la pobreza provocó una gran discusión. Hacer una caja común de las entradas eclesiásticas no va sin dificultades. Solamente algunas Asociaciones diocesanas lo aprobaron, otros buscaron cumplirlo lo más posible. Se decidió por unanimidad aprobarlo en principio, por ser el medio más propio de dar a la Asociación un carácter serio y de desarrollar en sus miembros el desprendimiento y el espíritu de pobreza.

Sin embargo, porque la Asociación actual no tenía todavía una casa de vida común, ni una caja de jubilación y por consiguiente no ofrecía una garantía suficiente de ayuda para todos los miembros que a causa de edad o de enfermedad serían incapaces de continuar su ministerio, se decidió que los que lo deseaban, podrían, con permiso del Superior, quedarse con tres cuartos del superávit anual de sus entradas eclesiales.

Esta decisión, que duraría hasta que las garantías mencionadas estuvieran realizadas, sería agregada como nota al reglamento.

Se discutió en seguida la cuestión de saber si no habría motivos para imponer además a cada uno una cuota regular tomada sobre los fondos que destinaba a sus buenas obras.

La mayoría desaprobó esta proposición como inútil, con tal que la regla anterior fuera cumplida fielmente. Las palabras „como inútil” fueron agregadas por el P. Dehon en el texto que tenemos en nuestros archivos.

Además se decidió que el informe económico de cada año se cierre el uno de julio y sea ser entregado en la reunión anual.

El Abate Legrain a continuación ofreció espontáneamente 42 francos para el tiempo pasado, que servirían, junto con los que serían ofrecidos por otros miembros, para cubrir los gastos de la Asociación hasta la próxima reunión anual.

Todavía sobre la proposición del Superior, se decidió, que para unirse a los otros Oratorios diocesanos, cada uno daría anualmente la módica suma de un franco, fijado por las reuniones generales anteriores de los Oratorios.

En la sexta sesión de la tarde, después de la oración fueron leídas y aprobadas las actas de la sesión anterior.

Se prosiguió y se terminó la lectura del reglamento sin hacer ningún cambio o anotación.

En cuanto a los gastos se observó solamente que la suscripción a un diario no puede ser registrado como compra de libros, sino como honesta entretención.

Sobre la caridad fraterna, que se deben los miembros del Oratorio, se aprobó una moción hecha por el párroco de Buironfosse, de que los miembros, que tengan demasiadas intenciones de Misas, sean invitados a enviarlas al Sr. Superior que las distribuirá a los que las necesitan.

Se decidió que las observaciones al reglamento que fueron aprobadas en las reuniones sean escritas en pequeñas hojas que serían agregadas a los ejemplares del reglamento.

A proposición del Abate Frion se regalaría un ejemplar de la vida de Holzhauser al Rector de San Vicente en reconocimiento por la hospitalidad prestada y los buenos consejos recibidos.

El 31 de julio a las nueve de la mañana comenzó la séptima sesión.

Después de haber celebrado juntos la Santa Misa, todos se reunieron delante el Santísimo y después de haber recitado el Veni Creator y la oración del Espíritu Santo los siguientes miembros: Frion, Legrain, E. Petit, Déjardin y Dehon, pronunciaron sucesivamente su promesa de estabilidad según la fórmula que conocemos ya por las Memorias del P. Dehon.

Se cantó el Te Deum, continuado por algunas oraciones. Todos fueron a la habitación del Abate Frion para firmar la promesa hecha, y se dieron el abrazo fraterno, agradeciendo a Dios los felices comienzos del nuevo Instituto.

Se pediría a los Abates Petit de Buironfosse y Leleu de San Quintín pronunciar su promesa de estabilidad en su propia parroquia y enviarla al superior, el Abate Frion.

„Retiro y Oratorio diocesano.

Del 17 al 22 de agosto participo al retiro del clero en el Seminario de Soissons. Durante estos pocos días de reflexión me confirmo siempre más en el pensamiento de buscar un cambio de situación. Estoy demasiado atareado en San Quintín, tengo demasiadas obras. Había tomado en el Seminario la atracción y la costumbre de la vida interior. Sufro por mi agitación actual. Estoy desbordado de trabajo, no puedo reservar suficientemente los momentos de recogimiento que me son necesarios.

Tenemos cada día del retiro una pequeña reunión del Oratorio diocesano, en que tengo la función de secretario. No somos más de 9 personas: los sacerdotes: Frion, decano; Petit, párroco de Buironfose; Legrain, párroco de Gandelu; Déjardin, párroco de Mont-Notre-Dame; Luzurier, párroco de Audigny; Caron, decano de Coucy; Marchal, profesor en St. Léger y yo.

No pudieron participar al retiro Leleu y Lemaire, vicarios de San Quintín y Rasset, vicario de Sains.

Estos sacerdotes me edifican, son sacerdotes ejemplares. El P. Dorr de Laon y el Superior del Seminario de Soissons se interesan por nuestra Obra y la propagan.

Me nombran de nuevo consejero y secretario. Todos los antiguos pronunciaron su promesa de estabilidad en la pequeña capilla de San José. Renovamos nuestras suscripciones a „Estudios eclesiásticos”, publicados por el Abate Lebeurier. Esta pequeña revista me ha edificado ya algunos años” (NHV XI, 144-146).

Este año fue un año de gran actividad para el P. Dehon. Fuera de los otros trabajos ya comenzados, había organizado el Congreso diocesano de las Obras católicas en Liesse, los días 10 y 11 de marzo. Lo había preparado durante 6 meses, siendo secretario ejecutivo de la Oficina diocesana de Obras, nombramiento que había recibido el 22 de agosto de 1874 (NHV XI,93).

También durante este año tuvo una gran correspondencia, como consta en nuestros archivos, especialmente por parte de la Oficina diocesana de Obras.

El 10 de mayo de 1875, el Obispo de Soissons, lo había nombrado segundo vicario de la Parroquia principal de San Quintín. Prácticamente correspondía esta función al ser el primer vicario, porque el titular, el Abate Genty, ya tenía 77 años, se había retirado y vivía con el párroco en otra casa. Así estaba a cargo de todo el vicariato (NHV XI, 165; B. 36/2d).

Y el 20 de mayo fue designado también representante oficial de la diócesis para el Congreso de las Obras católicas que se iba a realizar en Reims el 23 de agosto (B.21/3 p). Era lógico que se sentía cansado.

Encontramos en la lista de los participantes a las reuniones del Oratorio tres nuevos nombres: los sacerdotes Luzurier, Marchal y Lemaire.

Marchal ya fue invitado a la reunión del año pasado, pero no asistió. Lemaire había sido antes vicario en Guise.

Interesante es revisar la correspondencia recibida del P. Dehon de este año.

El 20 de julio de 1875 le escribió su amigo Poiblanc:

„Espero verlo en París en la reunión de los exalumnos de Roma. Creo que los organizadores están en gran dificultad para hacer un programa. Por eso me parece que estarían muy contentos señalándoles una cuestión muy importante, que interesa a todos y podría ser útil a varios. Es la de las Asociaciones diocesanas. Nosotros aquí tenemos la felicidad de conocer y de practicar una obra tan importante para la santificación del clero y consiguiente de los fieles. ¿No es nuestro deber hacerla conocer?

Por mí parte, estaría muy contento de ver a nuestros cohermanos del Seminario francés ser los instigadores y los organizadores de estas Asociaciones que están tan admirablemente en el espíritu de la Iglesia…

Le recomiendo nuestra pequeña Asociación. De cuatro personas llegamos a ocho”…(NHV XI,166).

No tenemos en nuestros archivos la respuesta del P. Dehon.

El 3 de abril le escribió también el Abate Dugas, otro exalumno del Seminario francés.

Es una larga carta que trata de la repentina muerte del P. Freyd, Rector del Seminario francés en Roma y da noticias sobre varios exalumnos.

Hay un párrafo que dice: „El buen P. Freyd me escribió algunos meses atrás que los proyectos de comunidad de los Abates de Breteniéres y Poiblanc estaban en buen camino” (NHV XI, 173).

Aquí vemos que la pequeña Asociación de Santa Catalina realmente fue el preludio de varios Oratorios diocesanos. Algunos otros exalumnos buscaron una vida comunitaria más fuerte y se hicieron religiosos, como el mismo Dugas, que entró en la Compañía de Jesús.

Vemos también que varios miembros del Oratorio de Soissons escribieron al P. Dehon en relación con la Oficina diocesana de Obras, de la que era el secretario ejecutivo.

No fueron solamente sacerdotes que buscaban una vida interior más fuerte, sino también buenos pastores.

El uno de enero de 1875 le escribió el Abate Caron , decano de Coucy. Quiere que el P. Dehon asista a una reunión del Cantón (B. 32/9.88).

El 21 de enero le mandó carta el Abate Petit, párroco de Buironfosse. Le cuenta los últimos avances de la nueva iglesia en Boujon. Y le dice: „Estoy contento de nuestro reglamento, dobla mi actividad y mi fervor” (B. 17/6.35.12).

El 15 de abril le envió carta el Abate Rasset. Había formado un Círculo obrero en Sains y le pidió algunos consejos. Además le escribe: „El decano de Neuilly-St Front me había pedido con insistencia ponerme en contacto con Usted en relación con el Oratorio diocesano. Pero aquí estoy clavado en mi puesto; ya no me atrevo a decir que soy aspirante de su Asociación; tengo una vida tan poco regular desde que estoy aquí. Sin embargo esta obra es tan necesaria para los pobres obreros del Evangelio como la obra de los círculos para los obreros de la fábrica” (B. 32/9 A.1)

El 30 de abril el Abate Frion, decano de Neuilly y Superior del Oratorio, le comunicó que hasta ahora no ha podido contestar la carta del 16 del mes en curso recibida del P. Dehon por estar de viaje. Pasó dos días en Buironfosse y espera que este tiempo no haya sido inútil a „nuestro querido Oratorio”. Después le dio algunas noticias sobre su Círculo obrero (B. 32/9.82).

No tenemos en nuestros archivos la carta mencionada del P. Dehon.

Hay otra carta del Abate Petit con fecha del 8 de mayo.

Le cuenta que todavía no ha podido encontrar un local apto para el Círculo que ha fundado. Formó también una Asociación de Hijas de María. Hizo todos los cambios en los planes de la construcción de la iglesia que habían conversado. Tuvo el honor y la dicha de tener dos días en su casa al Abate Frion. Hablaron mucho sobre el Oratorio y todos sus miembros (B. 17/6.35.13).

Igualmente el Abate Rasset le escribió de nuevo el 9 de mayo. En una larga carta le pide enviarle algunos documentos sobre la Asociación de Hijas de María. Le habla de nuevo sobre el Círculo obrero. Hay una necesidad urgente de fundar también un patronato (B. 32/ 9 A.2)

Así hay varias cartas más enviadas al P. Dehon en 1875 por los Abates Petit y Rasset, que tratan todas de su ministerio pastoral.

También le escribió otro miembro del Oratorio, el Abate Déjardin. La carta tiene la fecha del 14 de julio. Trata de unos problemas que hay con algún personal de servicio (B. 32/9.80).

El 17 de agosto, el primer día del retiro pastoral hubo dos reuniones del consejo del Oratorio. En la primera reunión se propuso admitir a la promesa de estabilidad a los sacerdotes Luzurier, Rasset, Marchal, Caron y Lemaire, previa consulta a los ya asociados. Se opinó también que no se discutiría de nuevo el reglamento y las otras bases de la Asociación. Sin embargo las funciones del tesorero podrían ser separadas de las del asistente. El consejo lamentó que durante el año pasado no habían sido muy frecuentes las reuniones particulares de los asociados. Esperaba que podrían ser mejor organizadas este año.

Un asociado, para ayudar a un colega, se había encargado de un gran número de intenciones de Misas sin estipendio. Se pediría a cada asociado y a otros sacerdotes presentes en el retiro tomar algunas a su cargo.

En la segunda reunión, después de haber recibido la aprobación unánime de todos los asociados, fueron admitidos a la promesa de estabilidad todos los aspirantes arriba mencionados. Los miembros que no habían enviado regularmente sus informes, serían invitados a hacerlo más exactamente.

La primera reunión general comenzó el domingo 18 de julio a las 11.00 horas.

Estaban presentes los Abates Frion, C. Petit, Legrain, E. Petit, Déjardin, Luzurier, Caron, Marchal y Dehon.

No pudieron participar al retiro los Abates Leleu y Lemaire de San Quintín y Rasset.

Después de haber recitado las oraciones de la Asociación el Superior dio lectura a un sumario informe sobre la vida del Oratorio. Dijo que, sin haber salido todavía de su período de formación y sin haberse afirmado con toda claridad, el Oratorio había crecido gradualmente. Contaba ahora con quince miembros de los cuales tres todavía debían quedar aspirantes durante algunos meses. La regla fue observada con mucha exactitud. La correspondencia mensual no fue dejada de lado. Las relaciones fraternales entre los asociados comenzaron a establecerse. La simpatía de la autoridad diocesana y el apoyo del Superior del Seminario mayor fueron adquiridos. Se podía tener la confianza que Dios continuaría bendiciendo a la Asociación.

Luego el Superior dio lectura a dos cartas del Abate Lebeurier, Superior general de los Oratorios en Francia. Felicitaba al Oratorio por haber aprobado integralmente el reglamento. Aconsejó no temer algunas pruebas que la Providencia podría enviar. Una obra tan importante, apoyada por la Iglesia y tan fecunda en frutos de santificación, triunfaría sobre todos los obstáculos. Con gusto entablaría relaciones de amistad con todos los Oratorios y quería reunir este año a todos los Superiores diocesanos.

Esta reunión se iba a realizar justamente durante el mismo retiro pastoral, así que el Abate Frion no pudo asistir a ella, lo que lamentó.

A continuación se habló sobre la organización de las reuniones periódicas parciales. Estas reuniones podrían hacerse en San Quintín todas las semanas con los asociados del lugar. Los miembros del Cantón de Neuilly podrían procurar de verse al menos cada dos meses. Los Abates Caron y Marchal irían a Coucy o a San Quintín. Los Abates C. Petit, Luzurier y Rasset también procurarían reunirse de vez en cuando.

Después se comenzó con la lectura de las actas de las reuniones generales del año anterior, en que las constituciones fueron examinadas ampliamente. Se llegó a leer las actas de las dos primeras sesiones. Luego el Superior pidió a cada uno entregarle sus informes económicos.

La segunda sesión comenzó el lunes 19 de agosto a las 8,30.

Estaban presentes los mismos miembros del día anterior. Se recitaron las oraciones de la Asociación. El Superior observó que estas oraciones no están en regla, pero invitó a rezarlas en las reuniones parciales y hasta en la oración personal en el día del retiro del mes.

Luego se leyó una carta no reciente del P. Dorr, que agradeció el libro de la vida de Holzhauser, que se le había regalado. El P. Dorr habló sobre el Oratorio con el Abate Godet que, por diversas razones, parece no haberle tomado un vivo interés. Lo hizo también conocer a varios sacerdotes durante el retiro de Laon. Estos sacerdotes a quienes parecía gustar fuertemente el Instituto, no realizaron sus buenos propósitos.

El Superior del Seminario mayor quedó siempre muy favorable al Oratorio. Hace conocer su regla a los sacerdotes jóvenes.

Siguió la lectura de las actas de las sesiones del año anterior hasta terminarlas. Fueron confirmadas las decisiones. A pesar de algunas objeciones referentes a la puesta en común de las entradas eclesiales, se reconoció que este punto del reglamento es importante y que alejaría solamente a los sacerdotes que muestran el mínimo interés por la Asociación.

Luego el tesorero dio el estado financiero : las entradas alcanzaron la suma de 103 francos, los gastos fueron 64 francos, quedaron en caja 39 francos.

Siguieron las elecciones. Fuera de los votos de los 9 miembros asistentes, se contó también con los votos de los Abates Leleu y Lemaire, que fueron enviado en la mañana.

Los Abates C. Petit y Dehon fueron nombrados miembros del consejo con 10 votos cada uno. El Abate C. Petit además será asistente y el Abate Dehon secretario.

El Abate Legrain fue elegido tesorero. El Abate C. Petit invitó todos a la bendición de su nueva iglesia en Boujon.

La tercera sesión se hizo este mismo día a las 4,30 de la tarde.

Se leyó y aprobó las actas de las primeras dos sesiones. Cada uno pagó su suscripción a „Estudios eclesiásticos” y su cuota anual.

Se preguntó si todavía sería necesario renovar la promesa de estabilidad solamente por un año, pues el Oratorio se había bien afirmado. Se decidió hacerlo por tiempo indefinido.

La cuarta sesión se realizó el 20 de agosto a las 8.30.

Todos se reunieron en la capilla de San José para pronunciar su promesa de estabilidad. Después de la recitación de las oraciones de la Asociación y del Veni Creator los Abates Frion, C. Petit, Legrain, Dehon, Déjardin, E. Petit, Luzurier, Caron y Marchal leyeron y firmaron su promesa. Todos se fueron una vez cantado el Te Deum y haberse felicitado y saludado con el abrazo fraterno.

Creo que no es necesario comentar todo esto. Está bastante claro. Solamente hay un interesante detalle sobre la invitación del Abate C. Petit a la bendición de su nueva iglesia en Boujon. Leemos en las Memorias del P. Dehon: „Tenía que ir a la bendición, hasta había preparado un discurso. Los intrigues de su alcalde hicieron retardar la bendición” (NHV XI, 166). Así este sermón no pudo hacerse.

Felizmente conservamos en nuestros archivos en Roma este discurso de 16 páginas. En la primera página puso el P. Dehon: „Discours préparé, mais non débité”.

En la introducción dice el P. Dehon que el Municipio del lugar había hecho la promesa de dar una suma de dinero para comenzar la iglesia, dedicada a San Cirilo (B.7/6, inventario 43.07). Después sin embargo surgieron dificultades con el alcalde.

„Los retiros de Soissons fueron predicados este año por el P. J. Jenner. Yo había salido al Congreso de Bordeaux.

Las reuniones anuales del Oratorio se hicieron durante el primer retiro. Estaban presentes los Abates: Frion, C. Petit, Déjardin, decano de Vailly, Legrain, Marchal, Luzurier, E. Petit.

No asistieron los Abates: Caron, Lemaire, Leleu, Rasset y yo.

Fueron admitidos algunos nuevos miembros: Houppeaux, párroco de Luzoir; Dufour, párroco de Cuisy-en-Almont y Jovenay, vicario de Château-Thierry.

La pequeña obra se desarrollaba. El presidente ha podido visitar al nuevo Obispo, Mons. Thibaudier, que exprimió su viva satisfacción y declaró que aprobaba altamente un Instituto tan apto para la perfección del clero diocesano” (NHV XII, 14-15).

Sobre el Congreso de Bordeaux escribe el P. Dehon en sus Memorias: „Era la adolescencia de nuestro despertar social. Todo era un lecho de rosas, todo era joven y lleno de esperanza; nada de divisiones, nada de pesimismo: Parecía que íbamos a ganar de nuevo a la juventud, rehacer las corporaciones y reanimar la vida social cristiana” (NHV XII, 108).

El Abate Déjardin figura como decano de Valley. Así con los Abates Frion y Caron ya eran 3 los decanos de la Asociación.

Tenemos en nuestros archivos muy pocas cartas enviadas por el P. Dehon de 1876, pero contamos con 37 cartas recibidas, entre las cuales de los Abates C. Petit, Caron, y Rasset.

El 11 de abril el Abate Rasset pidió al P. Dehon enviarle de nuevo el formulario de la adhesión al Oratorio que había firmado, pero extraviado antes de enviarlo (B. 32/9 A.7).

También le escribieron los Padres Dorr y Jenner sobre la inquietud que el P. Dehon les había manifestado de querer entrar en la vida religiosa.

El 19 de julio el P. Dorr lo animó en su opción por la vida religiosa:

„Hasta aquí la Providencia parece que no ha querido sacar los obstáculos. Pero, ¿le sería difícil, en el momento dado, aplanar el camino que lo conducirá al fin deseado? Conserve una confianza sin límites y no deje de importunar la misericordia divina. La vocación es una gracia tan preciosa, que merece ser deseada largamente, pedida con perseverancia, pagada con muchos sacrificios. No se aprecia normalmente lo que ha costado poco conseguir” ( B. 17/6. 16).

El 2 de noviembre el P. Jenner, jesuita, después de haber sabido de su nombramiento de canónigo honorario de Soisson, por el contrario, le pregunta, si no debe ver en esto un signo del Señor de que sería mejor seguir trabajando en San Quintín y en la diócesis. A lo mejor el P. Freyd le habría dicho lo mismo (B. 17/6. 24. 3).

El 29 de agosto, el segundo día del retiro pastoral, los miembros del Oratorio se reunieron en una habitación del Seminario ocupada por uno de ellos para deliberar juntos sobre la situación y los diversos intereses de la Asociación.

Estaban presentes los Abates: Frion, presidente, C. Petit, vice-presidente, Déjardin, Legrain, tesorero, Marchal, Luzurier y E, Petit, secretario interino.

Los miembros ausentes enviaron sus razones y excusas que eran válidas: el Abate Caron, impedido de improviso a causa de su ministerio pastoral; el Abate Dehon, secretario habitual, que fue al gran Congreso de las Obras católicas en Bordeaux; los Abates Lemaire y Leleu, porque varios colegas habían ido al retiro. También estaba ausente el Abate Rasset.

El Presidente dio cuenta de la vida del Oratorio del año que acabó de terminar. Constató con satisfacción que el reglamento fue bien observado; aconsejó solamente una mayor fidelidad al deber del estudio. ”Hay que, dijo, saber economizar los minutos„.

Tres aspirantes, que acabaron de hacer su año de noviciado, fueron propuestos y admitidos como miembros definitivos del Oratorio: el Abate Houppeaux, párroco de Luzoir; el Abate Dufour, párroco de Cuisy-en-Almont; y el Abate Jovenay, vicario de Château- Thierry.

Se leyó la regla del Oratorio de Verdun, en que se observó una mayor precisión, que en la nuestra, referente a los ejercicios de la jornada. Así por ejemplo, la duración del examen particular se fijó en 5 minutos.

Se decidió que, para adaptarse a la costumbre de los otros Oratorios de Francia, cada miembro celebraría en el mes de noviembre una Misa para los asociados fallecidos, no solamente de la propia diócesis, sino también de todas las otras.

El presidente pidió a los miembros poner siempre su nombre en el informe mensual.

Se terminó con la lectura de las actas de los Oratorios de Lyon y de Soissons que fueron enviadas el año anterior a la asamblea general realizada en París bajo la presidencia del Abate Lebeurier.

Finalmente se informó a la asamblea sobre una carta recibida del Abate Lebeurier, que envió sus felicitaciones y su apoyo.

A la segunda sesión del 30 de agosto asistieron los mismos miembros, además el Abate Dufour, que el día anterior fue aceptado como miembro definitivo de la Asociación. Los otros dos, que también fueron aceptados, no asistieron a este retiro.

Después de haber rezado las oraciones habituales en honor de San José, se siguió leyendo el reglamento del Oratorio de Verdun referente a los ejercicios de cada jornada.

Las multas indicadas para castigar las diversas faltas parecieron a la asamblea más admirables que imitables.

Luego vino la cuestión de las elecciones. Hasta aquí el pequeño número de asociados no permitió seguir el reglamento referente a la formación de una oficina de administración completa, cuya duración podría ser de 5 años. Pero ahora se estuvo en condiciones de ajustarse a este punto de la regla. Solamente la dificultad fue como juntar los votos de las ausentes. ¿Qué hacer? ¿No tomarlos en cuenta? ¿Dejar votar ahora a los presentes y abrir los votos solamente una vez que también los otros hubieran votado?

El Superior propuso dejar las cosas como estaban y no hacer ninguna votación, así que los elegidos del año pasado quedarían en sus funciones hasta el próximo año.

La tercera sesión se hizo el 31 de agosto. Estaban presentes los mismos miembros de la jornada anterior, en total 8 personas.

Se aceptó la proposición del Superior de postergar la formación de una administración completa hasta el próximo año.

La segunda proposición se refirió a los ausentes y su modo de votar. El Superior propuso que ellos enviaran su voto en forma cerrada y cuando no lo hicieran, serían considerados estar a favor del voto de la mayoría, lo que fue aceptado.

Por fin el presidente comunicó a la asamblea que fue a ver al nuevo Obispo para hablar con él sobre el Oratorio. Monseñor ojeó un poco el reglamento, el boletín mensual y la publicación periódica. Expresó varias veces su más vivo interés y declaró que en principio aprobaba altamente un Instituto tan apto a perfeccionar al clero secular. Prometió también examinar los otros documentos que le serían dejados dentro de pocos días.

La cuarta sesión se realizó el uno de septiembre en la capilla de San José.

No asistió el Abate Marchal.

Se comenzó con las oraciones ordinarias de la Asociación y después del Veni Creator el Abate Dufour pronunció su promesa de estabilidad según la forma ya adoptada.

 

„La cuarta asamblea general tuvo lugar en el mes de agosto en Soissons. Asistieron 11 miembros, los Abates : Frion, Caron, Déjardin, Legrain, Marchal, C. Petit, Luzurier, Lemaire, Dufour y E. Petit.

Yo asistí solamente el tercer día, a pesar de estar en Soissons, pues estaba absorbido por las preparaciones de mis nuevas obras y en continuo coloquio con el Obispo.

Me nombraron de nuevo secretario. Mis colegas esperaban que con la fundación de San Juan podría realizarse una casa de vida comunitaria para el Oratorio; yo tenía otros proyectos que no quería hacer públicos todavía. Esto me obligó a dejar el Oratorio diocesano que había fundado” (NHV XII,134).

Las nuevas obras a que se refiere el P. Dehon eran la fundación del colegio San Juan y una congregación religiosa.

Parece que el P. Dehon comenzó a perder un poco la paciencia por no encontrar solución a su problema de poder entrar en una congregación religiosa.

Leemos en su carta que envió el uno de mayo de 1877 al P. Daum, en Roma:„El ministerio que me absorbe es para mí un continuo sacrificio, porque me hace vivir en cierto modo en medio del mundo que aborrezco, y porque no me deja tiempo para la piedad, ni para el estudio” (B.36/2 d).

Ya no sabía que hacer y por eso se dirigió el 8 de junio a su Obispo para exponerle su problema. El Obispo quería un colegio en San Quintín y el P. Dehon quería entrar en la vida religiosa. El resultado de la conversación fue que el P. Dehon trataría de juntar a unos religiosos bajo la sombra de un colegio.

Este mismo día el P. Dehon escribió todavía una carta a la Madre Verónica Lioger de las Religiosas Víctimas del Sagrado Corazón, preguntándole si conocía una congregación de hombres dedicada a la reparación. No debió ser muy explícita la respuesta, porque el 22 de junio le envió otra. La respuesta llegó el 17 de julio, demasiado tarde para cambiar el curso de las cosas. El 25 de junio el P. Dehon tuvo una nueva audiencia con el Obispo quién le dio verbalmente el permiso de comenzar su propia congregación en espíritu de reparación y víctima al Corazón de Jesús.

El 22 de agosto a las 8.30 estaban presentes en la primera sesión realizada en Soissons los abates: Frion, Caron, Legrain, Marchal, Luzurier, Dufour y E. Petit. En total entonces 8 personas y no 11 como dijo el P. Dehon.

El Superior comenzó a rezar todas las oraciones propias del Oratorio y después leyó un informe sobre la situación de la Asociación y de los progresos del último año. Alabó en general la exactitud de los asociados en enviar su información mensual, pero lamentó que varios no dedicaban bastante tiempo al estudio. Hay personas, dijo, que a pesar de estar absorbidas por el ministerio pastoral, encuentran tiempo para estudiar más.

Terminó recordando la importancia de la fidelidad a todos los deberes sacerdotales y pastorales.

Algunos miembros ausentes escribieron al Superior para excusar su ausencia. El Abate C. Petit anunció que llegaría en la mitad del retiro. El Abate Dehon hizo conocer al Oratorio, y recomendó a sus oraciones, la fundación que quería hacer de una comunidad religiosa. Estaba muy ocupado con los trabajos de su organización inicial.

El Abate Lebeurier, Superior general de los Oratorios en Francia, anunció que se realizaría una asamblea general de estas Asociaciones el 27 del mes en Issy. Invitó a los miembros a asistir. El Superior preguntó si alguien podría hacerlo, en vista de que el mismo ya tenía sus compromisos. Se ofreció el Abate Legrain.

La segunda reunión comenzó el 23 de agosto a las 8.30.

Asistieron las mismas personas. No llegó el Abate C, Petit; el Abate Dehon, que había venido especialmente para los trámites de su nueva obra, estaba conversando con el Obispo.

El Superior después de la recitación de las oraciones habituales, propuso la admisión de un nuevo miembro, el Abate Hecq, vicario de Crécy-sur-Serre, que terminó su noviciado.

El Abate Lebeurier había enviado una encuesta sobre el Oratorio. Se examinaron las respuestas que podrían ser redactadas. Se decidió de enviarle las explicaciones y los añadidos que fueron hechos a la primera asamblea general en Lyon en 1874.

También se decidió que, de aquí en adelante, el Superior se ajustara al artículo 10 del reglamento que disponía que cada año todos los asociados serían visitados por él mismo o un delegado. Lo haría así: todos serían visitados dentro de tres años.

Sobre el artículo 11 se observó que, visto el pequeño número de los asociados, una sola reunión del consejo sería suficiente, es decir en el momento de la reunión general.

El Superior recomendó de nuevo la observación de la regla, en particular del retiro del mes que ojalá, se hiciera el primer viernes. Se recordó que este día, si la liturgia lo permite, se debería celebrar la Misa del Sagrado Corazón.

Tercera sesión, realizada el 24 de agosto.

Fuera de las personas que asistieron el 23 de agosto, participaron también los Abates C. Petit, Dehon y Déjardin.

Fue admitido definitivamente al Oratorio el Abate Hecq.

El Superior se había encontrado con el Obispo que le había confirmado su apoyo a la Asociación y que le había dado su bendición.

También había conversado con los dos Vicarios generales. Mons. Vicent había pedido el reglamento. Mons. Guyart consideró que el Oratorio era un Instituto capaz de mantener a los sacerdotes en la piedad.

Siguieron las elecciones. Tres miembros ausentes también habían enviado sus votos. El Abate Frion fue elegido superior con 13 votos. Los Abates C. Petit y Caron fueron elegidos asistentes, con 9 votos cada uno.

El Abate Dehon fue elegido secretario con 8 votos.

El Abate Legrain fue elegido tesorero con 13 votos.

Luego se expresó su satisfacción por la fundación del Instituto San Juan, que podría ser, si fuera necesario, un lugar de reunión para el Oratorio, y todos se fueron llenos de cordialidad fraternal.

Vemos que fueron elegidos dos asistentes y no uno, seguramente para ajustarse a lo que habían decidido el año anterior de comenzar a formar una administración completa.

Interesante es que se sugiere tomar el primer viernes del mes como día del retiro mensual que deben hacer los asociados. Parece que la espiritualidad del Oratorio está orientada hacia la espiritualidad del Sagrado Corazón. Y en realidad era así. Cuando el Abate Lebeurier en 1862 fundó el movimiento de los Oratorios le dio el nombre de „Unión Apostólica de los sacerdotes seculares del Sagrado Corazón”.

Resulta de las actas que a fines del mes de agosto los asociados ya conocían los verdaderos nuevos proyectos del P. Dehon: la fundación del colegio San Juan y de una nueva comunidad religiosa. Por eso ya no piensan en poder crear en el colegio San Juan un centro de vida comunitaria del Oratorio, sino simplemente en tener una posibilidad de poderse reunir allí, si fuera necesario.

 

Hemos visto como la Asociación de Santa Catalina de Siena de los alumnos del Seminario francés en Roma quería promover el espíritu de caridad y unión fraterna entre el clero.

Este mismo espíritu impulsaba a sus asociados a ayudarse mutuamente en su crecimiento espiritual a través de la oración, la regularidad de la vida del seminario, las buenas conversaciones, el reflejo de paz, amabilidad, alegría en sus actitudes y palabras.

Para renovarse continuamente en este espíritu sus miembros tenían que hacer una vez al mes algo como un retiro espiritual con un minucioso examen de conciencia.

Además se dedicaban al catecismo de unos niños pobres como obra de apostolado.

Creció una gran amistad entre ellos y una preocupación por la vida espiritual del clero en general. Algunos de ellos, una vez terminados sus estudios en Roma, trataron de promover este mismo espíritu entre sus nuevos colegas y fundaron un Oratorio diocesano o entraron en asociaciones simulares. Otros se hicieron religiosos, buscando una vida comunitaria más fuerte. Así la pequeña semilla de la Asociación de Santa Catalina fue el preludio de compromisos mayores.

No he podido hasta ahora encontrar el reglamento de los Oratorios diocesanos fundados por el Abate Lebeurier a que estaba agregado el Oratorio diocesano de Soissons. Pero creo que podemos deducir su estructura y sus elementos esenciales de las actas de las reuniones generales anuales citadas en este pequeño estudio.

Cada Oratorio diocesano tenía a un Superior, elegido por los mismos miembros, máximo por 5 años. El Superior tenía que:

- dirigir las reuniones;

- visitar periódicamente a los miembros del Oratorio;

- recibir y revisar todos los meses los informes de cada asociado sobre la regularidad de la vivencia de la regla y después reenviarlos con algunas observaciones;

- pedir al fin del año a cada uno su informe económico sobre los gastos y entradas;

- mantener contacto con la sede central de los Oratorios diocesanos en Francia.

Tenía también un consejo.

Su composición dependía del número de los miembros del Oratorio. Había uno o dos vice-presidentes, un secretario y un tesorero. La frecuencia de las reuniones dependía de

la opinión de los asociados, manifestada normalmente en las reuniones generales.

Los miembros antes de participar definitivamente en el Oratorio hacían su noviciado que duraba algunos meses. Se comprometían a:

- cumplir fielmente sus deberes sacerdotales y pastorales;

- mantener relaciones cordiales y fraternales entre el clero;

- rezar todos los días las oraciones propias del Oratorio;

- hacer todos los días un examen de conciencia sobre el cumplimiento regular de la regla;

- observar el retiro mensual, con preferencia el primer viernes del mes;

- enviar todos los meses al Superior un informe sobre su vida espiritual;

- entregar al fin del año al Superior un informe económico sobre las entradas y los gastos tenidos;

- vivir el espíritu de pobreza y ojalá, poner parte de su superávit en la caja común del Oratorio;

- dedicarse al estudio y preverse del libro de la vida de Holzhauser y suscribirse a la revista „Estudios eclesiásticos”;

- participar en las reuniones generales anuales y de la zona.

Se recomendaba crear un centro de vida comunitaria donde algunos miembros vivían juntos y podían recibir a otros que necesitaban cierto tiempo de reposo o ayuda.

También existían centros o casas de misioneros cuyos miembros se dedicaban a un apostolado común.

Creo que estos datos ya nos dan una visión más o menos clara del tipo de Oratorio diocesano de Soissons, comenzado por el P. Dehon.

Falta decir que los miembros de este Oratorio no buscaban solamente una vida interior más grande, sino eran también buenos pastores, como hemos visto en las cartas que enviaron al P. Dehon, siendo secretario de la Oficina diocesana de obras. Fundaron patronatos, círculos obreros, asociaciones etc.

Pero podemos ir un poco más lejos todavía en nuestra investigación.

En „Dictionnaire de Spiritualité”, Volume I, editado en París en 1937, pp. 1040-142, hay un artículo sobre las Asociaciones sacerdotales, que puede iluminarnos más todavía.

Dice que los Oratorios fundados por el Abate Lebeurier están abiertos para todos los sacerdotes. Les ofrecen una mística sólida fundada en el Corazón de Jesús. Crean en los sacerdotes lazos de fraternidad por la oración hecha cada día para las intenciones de todos y por el espíritu de familia que los une.

Una revista mensual mantiene este espíritu y da noticias referentes a la Asociación.

Los grupos de cada diócesis forman una unión diocesana bajo un director local, asistido por un consejo. Las reuniones de los asociados son más o menos frecuentes según el lugar; la fecha ordinaria es la del retiro del mes.

Fuera de una oración cotidiana para la Asociación y sus miembros, no hay otras obligaciones que las prácticas que cada sacerdote ferviente estaba acostumbrado de hacer en el Seminario.

Solamente todos los días a través de un examen de conciencia cada uno indica en „la hoja de regularidad” si fue fiel a los puntos esenciales de la vida sacerdotal y en el caso de haber fallado, si fue voluntariamente o no.

Estos puntos esenciales son: meditación (por lo menos media hora), estudio eclesiástico, examen particular, lectura espiritual, Maitines y Laúdes antes de la Misa, rosario y oración de la Asociación, visita al Santísimo, examen general, anotación en „la hoja de la regularidad”, que debe ser enviada cada mes al director del Oratorio..

Además cada uno debe registrar exactamente las entradas y gastos del día y hacer mensualmente un retiro.

Todas estas prácticas aseguran la fidelidad al reglamento y dan una gran eficacia.

Finalmente podemos preguntarnos: ¿Qué ha significado el Oratorio diocesano para el P. Dehon mismo?

En primer lugar le dio la satisfacción de haber hecho algo para la santificación de sus colegas, como fue su deseo.

Parece que fue un buen propagandista del Oratorio, pues el núcleo más grande de la Asociación de Soissons estaba en San Quintín. Contaba con 4 miembros : Leleu, Lemaire, Brochard y él mismo. Este último no era vicario de la Basílica sino capellán en el Patronato y no vivía en el vicariato, sino en un apartamento en la calle San Martín (NHV 7,XIII,61). Esto nos dice también que supo crear lazos de amistad entre sus colegas más directos.

Como secretario del Oratorio y segundo vicario de la Basílica el P. Dehon dirigía el grupo de San Quintín que como tal comenzó a reunirse después de las reuniones generales de 1875.

Así podía ya prepararse a su futura misión de Fundador y Superior de una congregación religiosa.

Aunque el Oratorio debe haberlo ayudado a vivir mejor sus compromisos sacerdotales y pastorales, no estaba contento con esto. Buscaba una vida interior y comunitaria más fuerte, la que finalmente encontró fundando su propia congregación.

Siempre quedó con el deseo de hacer algo para la santificación del clero. Una de las finalidades de su Congregación fue por eso la reparación por y para los sacerdotes.

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